1 de julio 2019 – 230 años

Estas son, las mañanitas, que
cantaba el rey David…

a los jóvenes valientes se las cantamos aquí……

Despierta Xavier despierta……!

Julio sigue siendo el mes de los inicios….

Cuando en Otano inicia el nuevo día, en México anochece.
Para nosotros que no olvidamos, sentimos como propia la lucha de los pueblos
por su liberación.

Ese sentimiento nace del ejemplo de otros más antiguos
en el caso de México, 2 héroes de la Patria que unieron la historia para que
hoy podamos llamarnos hermanos mexicanos. Xavier Mina, Fray Servando y se
cuentan hasta 300 combatientes convocados por ellos para ir a luchar en tierras
lejanas para acabar con el imperialismo, ese que desprecia y encadena, nos
suena tan actual, aunque sea otro.

Estamos sin duda en deuda con el pueblo navarro, somos
hermanos en el amor y en el dolor. Debemos ayudarnos sin buscar obtener
ventajas mezquinas, conocer nuestras historias, respetarnos, ser consecuentes
con lo que se dice y se hace. En fin, hacer todo lo que nos une y nada de lo
que nos separe. Existe una gran cantidad de actividades que debemos procurar
realizar en conjunto hoy navarros y mexicanos. Debemos unirnos primero
utilizando los medios modernos de comunicación y después en vivo, todos
aportaremos los puntos de vista de su entorno y encontraremos nuevas rutas que
constituyan los puentes necesarios para ser felices. Ese sentimiento tan
antiguo y tan actual no debe terminar nunca.

Felicidades hermanos navarros!!!!

Gora Mina!!!!

En julio de 1971 el gobierno de Luis Echeverría se
entera de la existencia de la organización 
Fuerzas de Liberación Nacional. 
En  julio, hace 19 años ya, se
inaugura la entonces “Casa del Dr. Margil”, que fue vandalizada y  hoy reconstruida como  Casa de
Todas y Todos
; y en el julio de hace 6 años se inicia el trabajo de
nuestra “página web”.  Con distintos
trabajos y en distintas épocas, y  ya muy
cerca de completar los primeros 50 años de labores “anti-imperialistas”, el
trabajo continúa, y –como no nos cansamos  nunca de decirlo, no debemos equivocar al identificar
al “enemigo”, es ese mismo que ahora presiona no sólo a nuestro país México,
sino a toda América Latina. Citemos al  Ché quien bien lo dijo en su Mensaje a los
pueblos del mundo a través de la Tricontinental….

“América constituye un conjunto más o
menos homogéneo y en la casi totalidad de su territorio los capitales
monopolistas norteamericanos mantienen una primacía absoluta. Los gobiernos
títeres o, en el mejor de los casos, débiles y medrosos, no pueden imponerse a
las órdenes del amo yanqui.”

En éste Julio recordamos al compañero “Héctor” quien nació en éste mes.  Él y Mateo (Alfredo) supieron defender, con las armas en la mano a su organización, al ser descubiertos por los enemigos del pueblo en la ciudad de Monterrey. No podía ser de otra manera.  Años después Héctor y el compañero Manuel fueron los primeros en llegar a la selva a sembrar la semilla para formar un ejército. Sólo dos compañeros quienes iniciaron ese trabajo, hoy somos miles. Tiempo después “Héctor” con cuatro compañeros más y la compañera “Murcia”, cumpliendo con su labor anti-imperialista, desalojaron a los espías del “Instituto Lingüístico de Verano” de su campamento en la Selva, en la Laguna del Ocotal para ser precisos. Esa es la verdad histórica, la única verdad, no hay otra, aunque se pretenda ocultarla. 

Nuestra organización política no basa su desarrollo en
coyunturas, nacimos defendiendo a nuestro país del imperialismo y eso no ha
cambiado. Se dijo hace 50 años “los
errores son nuestros, la victoria es ya de nuestro pueblo”
.  Felicidades a todos aquellos dispuestos a no
dejarse controlar.

Adelante!!!!

¡Vivir por la patria! o ¡Morir por la libertad!

Recordando a Héctor y a Mateo, transcribimos un
testimonio aparecido en las páginas de nuestro periódico NEPANTLA No. 6  de julio de 1979, denominado “El bautizo de
Fuego”, donde se narran los acontecimientos:

LOS ACONTECIMIENTOS

En la
primavera de ese año se ocupó la casa. Comenzó en seguida a funcionar como
lugar de reunión, bodega y chochera –garage- las armas no se almacenaban ahí,
pues la casa se quedaba sola.

La Ca. Reneé (Murcia), era la única mujer que podía asistir ahí. Lo hacía eventualmente y por lo mismo los escasos vecinos que había no la identificaban como su habitante; sólo veían el número de autos que llegaban y salían.

Era la
clásica casa de colonia de clase media; el terreno tenía 12 metros de frente
por 20 de fondo, únicamente colindaba con otra construcción por su lado
oriente, al fondo, y por el lado poniente había terrenos baldíos; al frente había
un pequeño jardín flanqueado por la cochera que desembocaba en la puerta de
entrada principal a la sala-comedor; a un lado del comedor, la cocina con una
puerta que comunicaba hacia un patio de servicio y una salida lateral a la
cochera y a la calle entre la cocina y el comedor un baño y junto a él 2
recámaras con roperías.

Se procuró conseguir una sala para que llenase el espacio de aquel enorme cuarto de entrada. Los demás cuartos estaban casi vacíos, solo había un catre, una mesa para trabajar, algunos libros, cobijas y ropa para el Co. Mateo (Alfredo) que era quien la ocupaba y eventualmente algún compañero profesional que acompañaba al Co. Pedro en sus viajes a la zona centro del país.

En el mes de junio, llegó el Co. Pedro acompañado por el Co. Pepe (Héctor) quien tenía la misión de aprender a volar para obtener su licencia de piloto aviador, por lo que pasaría varios meses en esa casa. El Co. Pedro pasó unos días ahí, regresó al cuartel general que estaba en Puebla, pues estaba preparando la subida al monte de un primer grupo de compañeras y compañeros ya que en ese mes de julio se produjeron las primeras incorporaciones femeninas a nuestras filas profesionales.

El
desarrollo de nuestra organización era acelerado en aquellos días y por lo
mismo exigía aprovechar al máximo la obtención de recursos por vías legales.
Cuando nuestra heroica Ca. Soledad se integró como militante profesional,
propuso obtener una dote que un tío rico le había prometido para cuando se
casara, por lo que se montó una bien orquestada trama que culminó con su
“casamiento” con un Co. nuestro, emprendiendo después del “casamiento” la
graciosa huida con la dote de por medio.

A mediados de julio llegó a Monterrey el Co. Pedro en compañía del Co. Elí, que le servía de chofer, ya que él no sabía conducir. El día 19 de julio, nuestro Co. Pedro estaba en compañía de sus hijos y esposa esperando al Co. Mateo (Alfredo) quien debía pasar a recogerlo a las 19:30 hrs. Ahí estaba yo acompañando a una Cra. urbana que había ido a entrevistarse con otro compañero responsable. Al no llegar el compañero Mateo a la hora indicada, comenzó la natural preocupación ya que era sumamente puntual, además de que había teléfono para avisar si la causa de su retraso fuera por motivos fortuitos.

A las 20:00 hrs. el Cro. Pedro me dijo: “lleva a la compañera a su casa; aprovecha para observar por fuera la casa de Mateo y me avisas si ves algo raro”. Nos despedimos y me encaminé a la colonia Lindavista, que era donde se encontraba la casa de seguridad.  “Aproveché” el tiempo para presumir con la compañera de mis dotes de “agente 007” parodiando las frases que utilizan las series de televisión. Recuerdo que instantes antes de llegar a la esquina para dar vuelta, ya que a 30 metros de ahí se encontraba la casa, iba yo diciendo: “cuando hay una labor complicada generalmente recurren a mi, o a alguien como yo; mi nombre es John Drake”. Mal acababa de pronunciar esas palabras cuando distinguí la casa; estaba con las luces encendidas y los dos autos pertenecientes a nuestra organización estacionados, uno en la calle y el otro dentro de la cochera. Todo parecía normal, avancé unos 15 metros más y se me helaron las palabras en los labios; a 15 metros había un sujeto de complexión robusta, tirado a media calle retorciéndose en el suelo con una pistola revolver calibre .38 de cañón corto en la mano derecha. Para mí ya no había duda de lo que pasaba; tenía 15 metros y un auto a una velocidad de 40 Km. por hora para tomar una decisión; o atropellaba a aquel esbirro y sacaba mi pistola para entrar a la casa, o pasaba sin detenerme para avisar al Co. Pedro; tomé ésta última determinación. Avancé unos 50 metros y me detuve junto a una señora que nerviosa se asomaba a la calle a quien le dije sorprendido: “oiga, señora, ahí a media calle hay un hombre tirado, parece que lo atropellaron”. Ella me respondió impresionada: “no está atropellado, se oyeron muchos balazos”. Ya no había duda alguna; tenía que cumplir con mi misión: avisar al Co. Pedro y ponerlo a salvo. Enfilé a toda velocidad a mi casa donde tenía teléfono y llegué en tiempo record. Segundos después de mí entraron los Co. Mateo (Alfredo) y Pepe (Héctor) sentí un gran alivio; acababa de avisar en clave al Co. Pedro que saliera del lugar donde estaba y camina hacia otro sitio. También avisé al Co. colaborador que nos rentaba la casa para que actuara en consecuencia a lo acontecido. En medio del nerviosismo general proporcioné ropa a los compañeros y me dirigí a recoger a nuestro Co. responsable que esperaba tranquilo en la esquina señalada con un maletín pequeño en la mano.

Ya con más calma el Co. Mateo (Alfredo) nos platicó lo acontecido: a eso de las 18:00 tres tipos habían tocado a la puerta. Del se asomó sin ser visto y alentó al Co. Pepe (Héctor) quien empuñó una carabina M-1 y se parapetó detrás de una puerta donde cubría la entrada en caso de que pretendiesen entrar por la fuerza.  El Co. Mateo (Alfredo) sacó su pistola calibre .45 y se la colocó en la bolsa trasera del pantalón para que no le hiciese bulto en la cintura, entreabrió la puerta y preguntó que deseaban a los sujetos identificándose éstos como agentes federales y que tenían éstos la denuncia de que ahí se hacían movimiento raros y presumiblemente se traficaba con drogas, pidieron que los dejasen entrar a revisar o que, repartiesen la droga en caso de llegar a un acuerdo ahí mismo, o que los acompañaran al ministerio público a declarar. Traían un acta donde aparecían todas las placas de los vehículos que llegaban a esa casa, por lo que todos nuestros autos estaban “quemados”. La decisión del Co. Mateo (Alfredo) fue la más acertada: ganar tiempo para que obscureciera e intentar la salida atacando a los esbirros por sorpresa; todo esto antes de que el Co. Pedro mandase a alguien a investigar por el retraso.

Ahí mismo el compañero Mateo (Alfredo) se identificó con los policías también como policía; los hizo que confiaran y los cebó con repartir el botín, lo cual tenían que consultar con su jefe, un esbirro que acompañado de otros esperaba tranquilamente en su vehículo. Así comentaron tres horas de regateo, los esbirros le preguntaban con qué mafia de traficantes trabajaba él, pues era fácil comunicarse con ellos, para llegar a un arreglo. Se manejaron cifras estratosféricas de millones de pesos en drogas y se hacían recesos para consultar a sus “jefes”, lo que aprovecharon los compañeros para planear su salida. Revisaron la parte posterior de la casa y ahí había un esbirro cuidando, otro por un costado de la casa y tres al frente, uno de ellos exactamente frente a la cochera. Nuestros compañeros prepararon las armas. Lo apremiante de la situación no impidió a Mateo (Alfredo) ni Pepe (Hector) despedirse fraternalmente por si ya no se volvían a ver, y a las 21:00 salieron por el frente. El esbirro que cuidaba la salida levantó su arma pero fue puesto fuera de combate por tres disparos del compañero Mateo (Alfredo). Ambos compañeros corrieron para cruzar la calle resbalándose Mateo por la prisa, pero el resto de los esbirros ya no querían saber nada. ¡Necesitaban refuerzos! y ya no lo siguieron, se limitaron a pedir ayuda acudiendo un centenar de policías de todas las que padecemos intimando a rendirse a una casa vacía y después prácticamente la incendiaron pues lanzaron granadas.

Entre
tanto, nuestros camaradas habían llegado a una calle situada atrás de la casa
cruzando un terreno baldío. Y ya en la calle, el Co. Mateo con sus habituales
buenos modos (pero con su arma en la mano), pidió a un automovilista que por
favor les permitiera usar su auto, a lo que el aterrorizado conductor accedió
sobresaltado por un disparo que el compañero lanzó al aire.

Nosotros teníamos que aprovechar las horas de la noche para cambiar el armamento del escondite en que se encontraba y guardar los vehículos “quemados” para no ser localizados. Avisamos a la Cra. Reneé (Murcia) y al compañero Elí para reunirnos en un terreno que habíamos acondicionado como refugio para utilizarlo en situaciones como la que estábamos pasando.

El Co.
Pedro avisó telefónicamente al Co. Salvador lo que había sucedido y le ordenó
viniese a recogernos; pero el domicilio a donde fueron el Co. Salvador y el Co.
Jesús la noche siguiente para localizarnos estaba también vigilado habiendo
casi un nuevo enfrentamiento produciéndose la persecución de ambos compañeros
por las calles de la ciudad. Pero afortunadamente habían recibido el mensaje
para que se marcharan.

A la
tercera noche cambiamos las placas de los vehículos que teníamos y salimos a
las dos de la mañana con las armas largas y unas 10,000 balas rumbo al centro
del país. El viaje se efectuó sin novedad, contrastando la serenidad y
criterios de nuestros compañeros Pedro, Mateo y Pepe pues para entonces nuestros
nervios estaban agotados.

Los días que siguieron a los acontecimientos del 19 de julio fueron la intimidación y terror para los familiares de los compañeros identificados; el Co. colaborador que había rentado la casa arregló papeles para justificar la renta de su casa a una mujer “X”, pero sobre estimando su habilidad salió de la ciudad para arreglar asuntos pendientes que tenía en Nanchital, Ver., dejando a su secretaria en la oficina. La policía presionó a ésta pobre muchacha hasta que confesó que el licenciado le había rentado la casa a uno de nosotros y no a la supuesta mujer. La policía lo aprehendió en Veracruz y lo condujeron a la ciudad de México en donde el jefe de la Dirección Federal de Seguridad le dijo : “no vamos a batallar mucho” y le puso una pistola en la sien; ahí mismo, se declaró culpable.

Estuvo
preso unos meses, pero recuperó su libertad condicional baja fianza al
convencer al juez de su mínima participación (y alguna, no tan mínima,
gratificación).

El balance de los acontecimientos los hizo la propia dirección de las F.L.N. en aquel mismo mes, en comunicado emitido al respecto. Con la incorporación de nuevos compañeros en las filas de cuadros profesionales se cumplió la meta señalada a fines de ese año, se reinstalaron todas las casas de seguridad que se habían dejado en distintas ciudades del país. Se había sabido proceder acertadamente en aquella primera prueba de fuego: Se había logrado convertir la pérdida en victoria.




Transmisión en vivo del converatorio “Vigencia de la lucha antiimperialista: 230 años de Xavier Mina”

Intercambio de visiones entre historiador e historiadora del País Vasco y México, pueblos hermanos.

vigencia de la lucha antiimperialista: 230 años de Xavier Mina

Conversatorio México y el País Vasco

Posted by Casa de Todas y Todos on Sunday, June 30, 2019




Junio 2019, entre mayo y abril.

Editorial

Los
mexicanos estamos viviendo una etapa triste en nuestra historia, consiste en  una situación de guerra no declarada en contra
de nuestro pueblo, con un terrible y creciente saldo de muertos, heridos y desaparecidos.
Es una realidad trágica encontrar tumbas colectivas que las autoridades
pretendan solo achacar a bandas de delincuentes organizados.

Quienes
vemos en la historia el método científico para obtener respuestas a los
problemas sociales sabemos que la violencia, el caos, el miedo y la muerte son consubstanciales
al sistema imperialista, y que no existe un capitalismo con rostro humano.

Nosotros
entendemos que mientras el imperialismo exista los pueblos resistirán, y que
harán hasta lo imposible para impedir que aplaste a los pueblos.  En el actual sistema  mundial denominado neoliberalismo (el imperio
en su etapa postmoderna) administra la crisis y el caos, crea acciones y
narrativas de terror y miedo que operan impunemente tales como el narcotráfico,
la trata de personas, el saqueo de los recursos naturales, el control de
salarios siempre mal pagados, aranceles injustos del libre comercio, y toda esa
gama de cadenas de sujeción a las que nos atan. Y este es el caso de México de
hoy.

Pero como
en toda guerra, es necesario entenderla. Debemos primero buscar el objetivo o
fin de ella. Para los imperialistas el objetivo estratégico de la guerra será
siempre imponer su voluntad a al enemigo, es decir superarlo en número y en
armas dentro de un espacio determinado, denominado campo de batalla.  En cambio las guerras que los pueblos
emprenden, obligados por las circunstancias, para liberarse de algún extraño enemigo, el objetivo será
siempre la continuidad de la política por otros medios, la lucha político-militar,
que el pueblo entiende, y apoya o respalda, aun cuando los insurgentes sean superados
en armamentos o tecnología. De ahí precisamente surge la consigna que abraza
esta resistencia popular, “el pueblo unido jamás será vencido”, y que con el
paso del tiempo y la historia se convierte en algo real.

Para
entender mejor la dicotomía histórica de la guerra en que estamos envueltos
veamos  dos fechas emblemáticas, el mayo
8 de 1945 cuando la Alemania Nazi se rindió ante su fracaso militar, y el 30 de
abril de 1975 cuando cayó Saigón, Vietnam,  entonces en poder de los Estados Unidos ante la
ofensiva del ejército popular, que los derrotó poniendo en práctica una línea
política correcta; dos ejemplos paradigmáticos, y así podríamos encontrar
muchos otros en la historia de los pueblos.

Aclarado
el objeto de la guerra y la política en favor del pueblo, debemos analizar las
medidas tomadas por nuestro gobierno mexicano, que un día dice que la política
es la solución a la violencia y al otro nombra a militares para que pacifiquen
al país, aumentándoles sus sueldos, y prestaciones, tratando de convencernos
que ellos son un grupo de jóvenes “scouts”, incapaces de alguna maldad, e
interesados solo en mejorar nuestras policías.

Pero
nosotros no olvidamos, hace 50 años, los pueblos del mundo vieron que los
jóvenes se manifestaron en contra del imperialismo, el militarismo y la guerra.
En mayo del 68 una onda expansiva recorrió el mundo con diversos resultados, y México
no fue la excepción, mujeres y hombres jóvenes se decidieron a luchar. Ellas y
ellos no tenían más que perder que las cadenas aun hoy existen.

Hay mucho
por hacer todavía, las cosas parecen que cambian,  pero no cambian, todo se vuelve grisáceo, la
mentira se propaga, sin embargo no podemos equivocarnos sobre quiénes y cuáles
son los enemigos de nuestro pueblo. Siempre hemos dicho eso, y con el ejemplo
de nuestros compañeros que hoy recordamos en este mes de junio, reafirmamos
nuestro compromiso antimperialista 
enarbolado desde la guerra de independencia de….

“¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!”

Efemérides

En Junio
se encuentra la fecha que ¡NO SE OLVIDA!, el día 10, Jueves de Corpus de 1971, donde
ya hace 48 años estudiantes que se manifestaban en las calles de la Ciudad de
México fueron asesinados. Una manifestación pacífica donde los participantes no
llevaban armas, no llevaban palos, simplemente se manifestaban por la ¡democratización
de la enseñanza!, ¡apoyo a la Uni de Nuevo León! -pues querían arrebatarle  su Autonomía-, ¡NO! al remedo de democracia
que ofrecía Echeverría; ¡apoyo a la política sindical de los obreros!; entre
otra serie de demandas. Demostrado así que no quedaba de otra… aparecieron en
nuestro país, en varios estados,  diferentes organizaciones revolucionarias,
entre ellas, las FLN que para agosto de éste 2019  cumple 50 años.

Recordamos
a nuestros compañeros Manolo y Ruth nacidos en el mes de junio. Ella, nacida en
Campeche, y que en éste junio cumpliría 62 años, cuando fue asesinada tenía 25
años. Ella escribió para el periódico Nepantla
8 del 27 de octubre de 1979
,  un
artículo que tituló: “El Monte: Escuela para el hombre nuevo”. Se trata de su
experiencia en el monte, es un artículo histórico, no una guía para la acción,
nótese por el título, que la igualdad por el machismo de la época aun
determinaba la separación de trabajos por el género, podría haber titulado su
artículo “El Monte: Escuela para la mujer 
y el hombre nuevo”.  Aquí el
artículo histórico….

El Monte: Escuela para el hombre nuevo

por Ruth

En el
campo la lucha de clases asume caracteres más violentos que en las ciudades.
Las condiciones de vida de los pobres del campo son increíblemente espantosas.
No existen los paliativos ni los medios de enajenación de las grandes ciudades.
La población rural sufre más cruentamente el hambre, la explotación, las
enfermedades. En el momento en que se prenda la chispa revolucionaria,
planteándosele a este sector la alternativa libertaria no vacilará en tomar las
armas para luchar contra quien lo somete.

El
iniciar la guerra en un ambiente hostil para cualquier ser humano, en una zona
de difícil acceso en terrenos montañosos, intransitables, presenta a las
fuerzas revolucionarias la oportunidad de combatir de igual a igual a un
enemigo superior en número y armamento.

Con razón
Fidel en la Segunda Declaración de la Habana señala:

“Los
ejércitos, estructurados y equipados para la guerra convencional, que son la
fuerza en que se sustenta el poder de las clases explotadoras, cuando tienen
que enfrentarse a la lucha irregular de los campesinos en el escenario natural
de éstos, resultan absolutamente impotentes; pierden diez hombres por cada
combatiente revolucionario que cae, y la desmoralización cunde rápidamente en
ellos al tener que enfrentarse a un enemigo invisible e invencible que no les
ofrece ocasión de lucir sus tácticas de academia y sus fanfarrias de guerra de
las que tanto alarde hacen para reprimir a los obreros y a los estudiantes en
las ciudades”.

EN LAS CASAS

Desde muy temprano y durante varios días
trabajamos sobre los materiales adquiridos o comprados por los compañeros
militantes urbanos y que habían sido traídos a la casa. Próximamente
“subiríamos” a hacer algunas prácticas militares, según nos informaron
oficialmente semanas antes. Fabricamos mochilas, botas, fundas para pistola;
empacamos en bolsas de plástico debidamente selladas alimentos (algunos como el
“chocoproto”, elaborados por nosotros), medicinas, balas, etc.

EL VIAJE

Emprendimos
el viaje hacia la selva en la fecha señalada con los equipos ya listos. Primero
realizamos un largo viaje por carretera; al día siguiente, en la tarde, durante
varias horas viajamos sobre una carretera de terracería, acercándonos cada vez
más al lugar de la cita. Esta cita era con los compañeros que se habían
internado en el monte una semana antes. Previamente un compañero con una
cobertura “legal”, había entrado a verificar que no hubiera soldados, los que
en ciertas circunstancias revisan a todo el que entra y sale de la selva. Los
indígenas de la región casi no caminan de noche por el monte por temor a ser
mordidos por la nauyaca (víbora venenosa); de día pueden verla, no así en la
oscuridad. Es por esto que la cita en el lugar de reunión con los compañeros se
efectuaría a las 22:00 hrs., de este modo los indígenas no se darían cuenta de
que “el guerrillas lo anda” en la
selva.

Hicimos
un alto en el camino y nos cambiamos la ropa, los zapatos por botas, guardamos
en los bolsillos de la camisa (deliberadamente grandes para que cupieran muchas
cosas) navaja, brújula, paliacate, silbato, encendedor; en sus respectivas
fundas guardamos las armas y cargadores personales, después las colgamos en la
cintura. Aparte de estos indispensables objetos, se procura traer siempre como
equipo personal: reloj, lámpara de mano, cantimplora, machete, arma personal,
regularmente un arma larga, antiviperino que en caso de mordedura de víbora
deberá aplicarse inmediatamente (siempre que se encuentra una serpiente no se
averigua si es venenosa o no, si morderá o no, se le mata de cualquier manera.
No hay que usar el machete, es decir no se le degüella porque la cabeza puede
saltar y morder. Procúrese entonces una vara larga y verde –porque si está seca
se rompe- y se le golpea lo más cerca de la cabeza; con esto se le secciona la
médula espinal impidiéndole cualquier movimiento). Entre los objetos que se
procuran traer a mano están también: bolsas de plástico (para hacer fuego si se
hace de noche o para meter piezas de cacería pequeña sin que le llegue la
mosca), tela adhesiva (para ampollas), un cordón para amarrar piezas de cacería
grandes. Se evitan los objetos estorbosos e inútiles. El “guerrillero lleva su
casa a cuestas”. Se procura llevar la mayor comodidad posible a un medio que no
brinda ninguna. Los materiales se buscan lo más ligero posible, evitando el
peso excesivo, pues éste se “multiplica” en el transcurso de una caminata.

Emprendimos
el camino nuevamente, pero para sorpresa nuestra más adelante a todo lo ancho
de la brecha se encontraba un árbol caído impidiéndonos continuar. Resignados,
nos disponíamos a continuar a pie; lo que ocasionaría llegar tarde a la cita. De
pronto aparecieron dos figuras salidas del monte. Eran los compañeros, que por
suerte se habían enterado por medio de un rociador antipalúdico, que debido a
la roza y quema del monte, practicada por los habitantes de la zona con fines
agrícolas, un árbol había caído en medio del camino. Después de los respectivos
saludos y despedida del compañero que nos vino a dejar, emprendimos el camino
rumbo al campamento. Paramos en un arroyito a descansar y tomar agua. Una
compañera sintió una pequeña molestia en el talón, se quitó la bota y la
calceta apareciendo debajo una enorme ampolla que le taparon con gruesas tiras
de cinta adhesiva, quedando la ampolla protegida, ¡y a caminar nuevamente!
Llegó el momento de dejar la brecha e internarnos en el monte. El responsable
indicó a la “tropa nueva” que caminara levantando un poco los pies (como lo
hacen los habitantes de la zona, a fin de no tropezar) y apuntar la luz de la
lámpara hacia abajo. Al llegar al campamento nuestras hamacas estaban ya
colgadas en sus respectivos lugares; inmediatamente nos lanzamos sobre ellas,
estábamos un poco cansados por la caminata.

EL
CAMPAMENTO

Muy
temprano despertamos; los recién llegados nos encontrábamos cubiertos de
ronchas, sobre todo en las manos. Al dormir no debe dejarse al descubierto ninguna
parte del cuerpo, si es que no se quiere ser “comido” por los mosquitos. Los
compañeros que tenían tiempo en el monte estaban prácticamente inmunizados, por
lo que no les ocasionaban mayores molestias los piquetes, incluso no se
enroncharon. Iniciamos las labores matutinas: uno acarrea agua, otro en la
intendencia enciende la hoguera que es todo un ritual: primero se limpia el
terreno, se juntan ramas delgadas y hojarasca, sobre ellas se derrite una bolsa
de plástico con ayuda del encendedor. El plástico mantiene un fuego permanente
y sirve para incendiar las ramas y la hojarasca. Para acelerar la formación de
la fogata se abanica de preferencia con plumas de ave de monte, al principio
suavemente para no apagarla. Ya que existe un fuego más vivo se abanica más fuerte
y se acercan ramas y troncos de mayor tamaño. Los troncos no se ponen
empalmados, sino separados, como una tienda de indio norteamericano a fin de
que circule el aire en medio de ellos.

Con la
luz del día observamos la exuberante vegetación, lo majestuoso de los árboles y
¡la altura!, sólo en algunas partes los rayos de sol pegan con fuerza. Basta
caminar 10 metros para perder de vista el campamento. Se escuchaba el agua que
corría en un río cercano. El campamento era un pedazo de selva que los
compañeros habían “limpiado”; esto quiere decir, cortado toda rama o árbol que
estorbara.

Las
hamacas colgaban de dos árboles y sobre cada una de ellas había unos plásticos
lo suficientemente grandes para cubrir la hamaca. De sus cuatro costados se
ataban hilos de nylon, y uno a todo lo largo, en medio del plástico, a manera
de parteaguas; así, el hilo divide el plástico en dos quedando éste como casa
de campaña. Abajo del plástico y la hamaca estaban las “mochileras” hechas de
palos (atados o sueltos) juntos unos con otros donde se depositaban mochilas,
lámparas, etc., para que en caso de lluvia los equipos no se mojaran. El arma
larga y el machete colgaban de una horqueta clavada en el suelo. De un árbol a
otro había una antena que bajaba a un pequeño radio portátil de onda corta. Por
las tardes escuchábamos las noticias de Radio Habana. De un palo atravesado en
forma horizontal sobre unas horquetas, colgaban costales con alimentos para
evitar que se los comiera el tlacuache (zarigüella). También por las hormigas,
cucarachas, etc. Todos los “muebles” están hechos con palos y bejucos. En la
cocina; sobre la mesa, los platos, las cucharas,  la olla y la tetera; todo a un lado de la
fogata para evitar las moscas, pues el humo y el calor las ahuyenta.

Debido a
que los compañeros no corrían con suerte como cazadores, desayunamos
chocoproto, carne seca, frijol en polvo. Actualmente hay oportunidad de comer
dos veces al día. En ocasiones, cuando existe escasez de alimentos y cacería,
se come sólo una vez al día. Pero estamos conscientes que llegarán momentos más
difíciles en que no se probará bocado en días debido al acoso constante del
enemigo. El guerrillero debe “ser sufrido
hasta un grado extremo (,,,) para sobrellevar las privaciones de alimentos, de
agua…”
(Che)

La
responsable de sanidad procedió a curar la ampolla producida por las botas
nuevas. Lavó con jabón y puso encima una gasa. Siempre es preferible dejar la
herida al aire libre, pero resultaba contraproducente por las moscas y
mosquitos circundantes. Esta ampolla se iba haciendo más profunda conforme la
compañera caminaba, evitando así que cicatrizara; por este motivo el
responsable decidió recluirla por algún tiempo en el hospital-hamaca, porque
además, amenazaba con infectarse. En el monte cualquier herida es más propensa
de infectarse que en la ciudad. Tarda más en curar por las condiciones de
higiene prevalecientes: las moscas, la tierra, la falta de un aseo cotidiano.
El responsable de sanidad es parte indispensable de la guerrilla, la vida de
los exploradores está llena de accidentes, enfermedades y en la guerra será el
que salve vidas de combatientes, extirpe balas y brinde apoyo moral a los
enfermos.

Después
de un suculento desayuno emprendimos la caminata hacia un lugar cercano, donde
pudiéramos efectuar algunas prácticas de tiro. A pocos metros empezamos a sudar
mojando las camisas: los compañeros frecuentemente estaban cubiertos por una
nube de sayules (abejas silvestres) que se dedicaban a chupar el sudor de la
ropa. Caminábamos por un camino real abandonado, en fila india. Cuando se
camina por una picada (camino abierto con machete) se debe seguir cada rama
tocada por el machete. Es muy fácil perderse estando fuera de la picada. Unos
días antes un compañero se había perdido; al ver una manada de monos salió del
camino con el fin de perseguirlos, pero no tuvo la previsión de usar la brújula
o dejar una señal. Después de cazar un mono ya no encontró el camino de
regreso. La desesperación hizo que caminara en círculos. Al verse
definitivamente perdido disparó su pistola al aire. Al oírlo los demás
dispararon también en respuesta. Como ya estaba obscureciendo, prendió una
pequeña fogata, asó un pedazo de carne de mono para comer y se durmió en la
raíz de un árbol. Al otro día encontró el camino y a los compañeros que habían
salido a buscarlo.

LA
PRÁCTICA

(se
omite la narración de la práctica por ser un tema militar)

DE
REGRESO

Llegó el momento de despedirnos del monte y
regresar a la ciudad. Muy temprano levantamos el campamento. Quitamos hamacas,
plásticos, acomodamos todo en las mochilas. Algunas cosas se enterraron o
escondieron en algún lugar de la selva. Los escondrijos se utilizan con
frecuencia para guardar comida, armas, medicinas. Son necesarios estos
entierros en el caso de que se dificulte la cacería o que por alguna razón no
pueda ser abastecida la guerrilla desde afuera.

El abastecimiento es indispensable para la
sobrevivencia de la guerrilla. Se logran transportar equipos y alimentos en una
forma camuflada en la etapa exploratoria; pero más adelante, cuando las
hostilidades se inicien, la vigilancia del enemigo será mayor; entonces estos
transportes de abastecimientos serán fácilmente localizables y distribuibles
corriendo grave peligro la gente que haga el transporte. Es entonces que el
guerrillero necesitará el apoyo de la población campesina, que sea ella quien
provea a la guerrilla con el fruto de sus siembras, animales domésticos,
incluso comida comprada en las tiendas y en una etapa más avanzada pueden
existir siembras “donde los campesinos
trabajen en beneficio del ejército guerrillero”
(Che). También será
necesaria la organización de una línea de abastecimiento desde zonas más
lejanas en base al apoyo campesino; en que se proporcionará al núcleo armado,
equipos y materiales que no brinda el campo, como son hilos para hacer hamacas,
lona para mochilas, plásticos, medicinas, etc.

Recogimos todo, la orden era no dejar
huella de que ahí había vivido alguien. Tiramos los troncos con que se habían
hecho los muebles, recogimos las cenizas de la fogata y les echamos tierra
encima, enterramos las latas  vacías. No
debía quedar ni un papelito, nada.

Un día antes de partir fuimos al río a
tomar un baño, que sentaba muy bien después de algunos días sin aseo. El río es
limpio y cristalino; lleva una fuerte corriente, lo que impide permanecer en él
sin tomarse de alguna rama o piedra, por eso nos bañamos en la orilla; los
paliacates sirven de toallas. Siempre que hay oportunidad y jabón, el que lo
desea se baña y lava su ropa. Esto último resulta muy necesario, sobre todo
después de mucho tiempo, pues la ropa guarda la tierra, lo que provoca
rozaduras sobre el cuerpo. Cuando hay otra muda de ropa  limpia, se utiliza, sino, usamos la misma.

El aseo del cuerpo no se efectúa con
regularidad debido a que no alcanza el tiempo, las necesidades de trabajo del
grupo son muchas.

Las condiciones de higiene del monte son
distintas a las de la ciudad. En ocasiones no hay agua corriente; los trastos
no se lavan con jabón. Aunque los excrementos se entierran, los animales que
pululan por ahí no lo hacen y las moscas, que existen en una gran variedad,
contaminan los alimentos. Todo esto ocasiona fuertes diarreas. Otra de las
causas de las diarreas es el cambio de régimen alimenticio de la ciudad al
monte, muy distinto, como hemos visto. El agua no se hierve (sólo se hierve
cuando es agua estancada), se toma de río o laguna. El organismo tiene defensas
para los bichos de su medio, en la sierra se encuentra con otros distintos. Con
el tiempo, una vez acostumbrado el organismo a este nuevo ambiente, las
diarreas desaparecen.

Son variadas las enfermedades a las que
está expuesto el explorador en este ambiente salvaje. Muchas de ellas pueden
ser prevenidas con medicamentos. Existen otras en que es muy difícil conseguir
la medicina, como es el caso de la leishmaniasis o úlcera del chiclero (llamada
en Nicaragua úlcera del guerrillero, los sandinistas la padecieron). A dos
compañeros les dio esta enfermedad. Surge de un piquete de mosco;  se presenta en un principio como una
espinilla que después va haciendo un hueco (una úlcera) cada vez más grande.
Las úlceras no son dolorosas y se curan al cabo de un año dejando cicatrices.
Sin embargo, si no se aplica un tratamiento oportuno y eficaz destruye el
tejido cartilaginoso y óseo de la nariz o las orejas sufriendo el rostro una
horrible desfiguración. Afortunadamente para los compañeros nada de esto
ocurrió pues fueron curados a tiempo.

Existe otro mosco, distinto al de la
leishmaniasis, que es vector de una larva que se introduce en la piel. La larva
va creciendo poco a poco, hasta convertirse en un gusano. El movimiento de su
cuerpo produce dolor donde se haya introducido. Por fuera sólo se ve una
pequeña roncha con un agujerito que le sirve para respirar; a veces se ve al
asqueroso gusano que sólo se asoma para respirar. Con el tiempo el gusano sale
de su escondrijo y se convierte en mosca. Dos compañeros tenían este parásito.
Uno en el brazo y el otro en la oreja. Los habitantes de la zona cubren el
lugar de la roncha con una hoja de tabaco; el gusano muere asfixiado, a la vez,
que la nicotina lo intoxica. Vimos que por ningún medio científico salía el
bicho; triunfó la medicina de la selva, se asfixió el animal poniendo un
plástico en la región de la roncha. Sin embargo, el parásito que se encontraba
en la oreja no podíamos asfixiarlo, porque estaba en una región muy difícil de
cubrir. Nos sentíamos tan mal, tanto la compañera que traía el gusano como los
demás, que le aplicamos cera, Duco, Resistol, tratando de taparlo, pero el
animal hacía un agujero nuevamente para respirar. Al fin, un día que asomó la
trompa, el responsable de sanidad lo tomó con unas pinzas y lo extrajo. La
gente conoce este gusano como “colmoyote”.

Unos cuantos días no son suficientes para
conocerle al monte sus secretos. Sin embargo, si podemos concluir con algunas
observaciones, como por ejemplo: la importancia que tiene el trabajo urbano,
tanto profesional como civil; la dedicación y cuidado que requieren de nosotros
los trabajos manuales que realizamos día a día, tanto en el aspecto de nuestra
formación proletaria, como en la necesidad que tiene la guerrilla de que los
equipos estén perfectamente bien fabricados o empacados, etc. Todos los objetos
adquieren en el monte un valor inapreciable, desde una aguja hasta las armas,
que al romperse o extraviarse por descuido, son imposibles de reponer a corto
plazo. Todo fuera como “ir al ‘super’ a
comprarlos”.

La
jornada montuna nos ha puesto a pensar en la necesidad de prepararnos en el
terreno de la teoría científica de la revolución, que nos conduzca a
desarrollar eficazmente nuestras actividades prácticas. Una condición física
buena es importante en un ambiente tan adverso, pero lo predominante deben ser
las virtudes guerrilleras: voluntad, tenacidad, paciencia, en una palabra: alta
moral revolucionaria.

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos




Carta Pública número 3 al C. Presidente Andrés Manuel López Obrador

entregada el día 31 de mayo del 2019, a las 08:50
hrs.

Recibimos la presente carta, misma que reproducimos en forma íntegra

Apodaca, N.L., 20 de mayo del 2019

C.
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos,

 Andrés Manuel López Obrador,

P  r 
e  s  e n 
t  e  ,

Recibí con sorpresa y decepción su respuesta de fecha
25 de febrero del 2019 a la petición de las Fuerzas de Liberación Nacional
(FLN) entregada a usted en Palacio Nacional el 2 de diciembre del 2018 sobre el
retiro de tropas, unidades y campamentos militares de comunidades indígenas y
campesinas desplegadas en Chiapas y el resto del territorio mexicano como lo
ordena nuestra carta magna. No quedaba ninguna duda de nuestra parte de que
esta era y es una demanda de carácter político compartida por la gran mayoría
de los habitantes de dichas comunidades.

La respuesta a nuestra petición política de carácter
ciudadano es contestada solo por militares, sus subalternos para ser precisos,
el Subjefe de Inteligencia Militar del Estado Mayor de la Defensa Nacional, el
titular de la Unidad de Transparencia y jefe de la Oficina de Atención
Ciudadana de la Secretaría de la Defensa Nacional y el Director General de
Archivo e Historia de la Defensa Nacional, cuyos argumentos militares rayan en
lo violatorio a la ley civil y continúan promoviendo la fallida, pero muy común
narrativa de criminalizar a las víctimas, en éste caso, a las comunidades
indígenas, pueblos originarios y pueblos campesinos.

Más aun, ésta respuesta militar a un asunto político
contradice el muy propagado espíritu de su gobierno de que son civiles, no
militares, quienes dirigen a nuestra nación. Estos Generales de las fuerzas
armadas no pueden ni deben dar respuesta a la petición hecha a usted y que sólo
corresponde a usted decidir.  Por tanto
reformulo nuestra petición una vez más 
de la siguiente manera:

En el año de 1995 las comunidades aledañas a la laguna
de Miramar en Chiapas fueron despojadas por instrucciones del Presidente en
turno, de sus terrenos ancestrales para instalar un enorme cuartel con
aeropuerto que ahora se conoce como  el
cuartel San Quintín. El costo de construcción y su mantenimiento actual usted
debe conocerlo, que además de oneroso es inútil.

Los daños ocasionados a dichas comunidades son
evidentes y del dominio público,  puede
constatarlo a través de sus institutos gubernamentales de derechos humanos,
para eso fueron creados.

La petición concreta a usted, jefe nato del ejército y
único con la capacidad legal para hacerlo, consiste en que  retire a sus tropas del cuartel de San
Quintín y se entregue a los indígenas, para que ahí instalen escuelas,  maestros, médicos y enfermeras, y acondicione
el aeropuerto para vuelos civiles, para 
el uso de esas instalaciones en 
beneficio de esas comunidades que carecen de lo indispensable y son sus
territorios ancestrales.

Este ejemplo de cuartel de San Quintín se reproduce
múltiples veces en el resto del estado de Chiapas y a través del territorio
mexicano.

El considerar esta petición y sacar a militares de
comunidades indígenas, también llamados pueblos originarios,  no pone en riesgo ni la seguridad de sus
habitantes ni de ningún mexicano. Si usted no lo considera así dígalo
francamente y  cumpla con  su deber ante una petición formal apegada a
derecho.

Atentamente,

 “Vivir por la
Patria o Morir por la Libertad”

Por la Dirección Nacional Colectiva de las

Fuerzas de Liberación Nacional

Comandante Insurgente Germán




Mayo… de lucha y resistencia

El mes de Mayo nos presentan lo que parece
olvidado y borrado en otros meses del año, la lucha histórica, revolucionaria y
actual de las trabajadoras y trabajadores por los derechos laborales y la vida
digna.

En todo el mundo se realizan jornadas
de acción reivindicativa, culturales, informativas y educativas recordando a
esos primeros obreros, nuestros pioneros, que en Chicago y en Cananea dieron su
sangre por demandas que hoy increíblemente se siguen defendiendo y reclamando,
después de más de 100 años, como son la jornada laboral de 8 horas, la semana
de trabajo de 5 días, y un salario digno.

Mayo nos brinda la oportunidad de hacer visibles las luchas actuales de trabajadores, mujeres y hombres; en el marco laboral, se presentan ante los trabajadores una serie de modificaciones, recién aprobadas por mayoría legislativa, a la Ley federal del trabajo que les permitirá incidir de forma más clara en los procesos de decisión dentro de los sindicatos, mediante el voto libre y directo, tanto para la aprobación de contratos colectivos como para la elección de líderes sindicales. Esto, de entrada, seguramente traerá aires frescos al viejo corporativismo, y nos obliga a reforzar el trabajo político entre la base trabajadora para que dichos cambios no queden en letra muerta, y más allá de eso, para que estas reformas faciliten la conquista de los aparatos sindicales para el genuino beneficio de las y los trabajadores.

Más allá de ello, es importante
notar que dicha reforma ha sido impuesta a México por Estados Unidos y Canadá
desde el proceso de renegociación del TLC, junto con una serie de candados que
dificultan al empresariado mexicano seguir compitiendo en el mercado  trilateral mediante la represión salarial a
sus trabajadores. La reforma, así vista, no es producto del gobierno actual,
sino una imposición de los poderes económicos imperiales de los Estados Unidos
para reventar su posible competencia en nuestro país y adueñarse, en un futuro
próximo, del mercado laboral mexicano.  

Estamos atravesando un periodo
sumamente complejo en nuestro país, inmerso en un rio revuelto donde por un
lado, se le dice al pueblo que el neoliberalismo ha muerto, y que la pugna
política actual es entre liberales y conservadores; lo que no se le dice, es
que neoliberales, conservadores y liberales, por igual, son rostros del mismo
régimen de producción capitalista que tiene a este país, a nuestra américa
latina, a nuestro planeta entero, en el margen de un colapso.

Efemérides.

Este Mayo del 2019 también se
conmemora el 13 aniversario de las agresiones a compañeras y compañeros en San
Salvador Atenco, quienes no cejaron en su búsqueda de justicia y luego de un
penoso proceso lograron, desde organismos internacionales, una importante
victoria jurídica en contra de la tortura sexual, uno de los instrumentos de
opresión más utilizados por el Estado mexicano. Su digna perseverancia ha sido,
sin duda alguna, ejemplar.

En nuestras efemérides, encontramos
el nacimiento de nuestro compañero Ismael, quien con sus escritos sobre Fray
Servando nos llevó a conocer directamente la lucha de las viudas de Sartaguda
en Navarra siempre presentes como ejemplo en la lucha por los desaparecidos.

Mayo también nos recuerda, la caída
en combate en 1983, de nuestros compañeros Mario y Ruth, ambos “compañeros
buró”, es decir, pilares del Buró Político de las FLN.

Su participación abonó en la
necesidad de que los militantes de nuestra organización lograran una absoluta
comprensión política de lo que es la práctica y la teoría revolucionaria pues
ya a 50 años de trabajos ininterrumpidos, esos principios demuestran que sin la
primera (práctica revolucionaria), no se logra lo segundo (la teoría
revolucionaria). Ambos con su autoexigente disciplina ante el estudio, empatada
a los diversos aprendizajes prácticos que les tocó desarrollar, son ejemplo de
formación, desarrollo, consolidación y congruencia en el proceso político
durante los años que participaron en nuestra lucha.

Una muestra de su empeño lo observamos
en algunos párrafos  de sus escritos en
nuestras publicaciones, mismos que conservan su absoluta vigencia.

Nepantla 30

CARTA A UN COMPAÑERO

Por el Cro. Mario.

“Durante
el viaje de retorno a estas bellas tierras, entre monólogos y pleitos con
locutores tarados, tuve tiempo para cavilar sobre la lentitud de los
procedimientos para publicar nuestras opiniones políticas. Redondeando sobre
uno de los temas de nuestra última reunión considero que no basta con hacer
correctos análisis de la realidad política nacional e internacional, sino que
corre una importancia paralela su circulación oportuna entre la base y el
círculo de lectores de nuestras publicaciones.”

MEDIDAS DE SEGURIDAD

Por el Cro. Mario

(…)

“Para
la aplicación de las normas de seguridad existen criterios políticos generales
que nos permiten implementar técnicamente nuestra actuación cotidiana: la
discreción, la compartimentación, la desconfianza, el hermetismo, la vigilancia
permanente, las reglas de reclutamiento; son principios políticos básicos para
preservar el trabajo revolucionario en todo momento del proceso. Para su
correcta aplicación concreta debemos considerar el momento histórico y el medio
en que se desenvuelve nuestra organización: Así por ejemplo: el guerrillero de
monte lleva su arma en la mano en tanto que el combatiente urbano debe llevarla
siempre oculta y aun en ocasiones prescindir de ella para mejor realizar sus
comisiones. Es decir, tiempo y lugar determinan la práctica de diferentes
medidas de seguridad.”

(…)

“El
estudio permanente de nuestros comunicados es fuente inagotable de
conocimientos políticos de los cuales se desprenden valiosísimas experiencias
de seguridad. Su estudio e interpretación correcta, aunados a la práctica
cotidiana preservarán el trabajo político de la organización y con ello a sus
militantes individualizados.”

CUMPLIR NUESTRO PROGRAMA PARA EL
EXTERIOR (de la organización)

Por el Cro. Mario

(…)

“Nuestra organización es diferente, tanto en principios políticos, como en métodos de trabajo; y las masas, que aprenden muy rápido, deben distinguirnos de los charlatanes que se les acercan parloteando sobre la revolución. Es muy importante que las mismas actitudes militantes que practicamos en nuestras filas sean las que practiquemos entre nuestro pueblo. El militante de las FLN que realice trabajo al exterior de la organización debe ser ejemplo de compañerismo, seriedad, discreción, puntualidad, espíritu fraternal, y eficacia de trabajo. Debe distinguirse por su respeto al pueblo y carecer de aires de “sabelotodo”; debe ser formal en el cumplimiento de sus compromisos.”

¡Viva la unidad de los trabajadores del mundo!

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.




¡Zapata vive!

Francisco Pineda Gómez

Fragmento del libro de próxima aparición, La guerra zapatista, 1916-1919. Se publica en Proceso con autorización de Ediciones Era.

Chinameca, Morelos, jueves 10 de abril de 1919. Luego de un toque de
clarín, la tropa del ejército carrancista ensilló y emprendió su marcha rumbo a
Cuautla. El sol comenzaba a esconderse en el monte; eran las seis y media de la
tarde.

El cuerpo
del general Emiliano Zapata cabalgó, por última vez, con el pecho sangrante y
amarrado, a lomo de caballo. Hombres, mujeres y niños de la Tierra Caliente
salieron a ver la columna militar que pasaba por las rancherías. En la noche,
la partida arribó a Cuautla.

Ese día,
en Palacio Nacional, Venustiano Carranza se reunió con “prominentes hombres de
negocios” de Chicago. En sus “carros palacio” de ferrocarril, con fotógrafos y
cinematografistas, también llegaron a México contingentes de las compañías petroleras,
mineras, industriales, comerciales y bancarias de Estados Unidos.

Mr. J. H.
Haile, presidente de la Cámara de Comercio de San Antonio, Texas, expresó
alegremente: “en México no ha habido revolución”. Mientras tanto, acorazados
yanquis se colocaron frente a la costa de Tampico para exigir la entrega
incondicional del petróleo mexicano.

Coronel José Carmen Aldana, Ejército Libertador:
Íbamos a ver el cuerpo pa’ saber si jue Zapata o no. Por eso dormimos ahí […].
Ya llegamos, estaba la gente afuera […]. Nosotros buscábamos el dedo, acá mocho, aquí.
Dice un guacho: “Ora sí cabrones, ya quedaron huérfanos, ya su padre se lo llevó la chingada. Despídanse de su jefe”.
Agarraban la mano del jefe así y otros por ver su dedo. ¡Adiós, mi general!
Dicen: “Ahora, despídanse de su padre”.
– Sí, adiós mi general. Se nos acabó el orgullo.
– Es Zapata, ¿verdad que él es? ¿Cómo jijos de la chingada dicen que no? ¡Ése es Zapata!
– No es. ¡No es, cabrones!
Les metían chingadazos.

En
Cuautla, el jefe de la operación para asesinar a Zapata, general Pablo
González, ordenó que el doctor Loera inyectara el cadáver a fin de que fuera
exhibido en la Inspección General de Policía. Miles de personas desfilaron
delante del cuerpo; no sólo eran habitantes de Cuautla y poblados de la región,
también llegaron de la ciudad de México.

¿Están
completos los dedos de la mano derecha? ¿Tiene el lunar de la cara? ¿La
cicatriz de una cornada en la pierna? ¿Y el lunar con forma de mano en el
pecho? De inmediato, se expandió un rumor en el pueblo. No es Zapata.

Eusebio
Jáuregui –campesino de veinticinco años de edad, antiguo jefe de la escolta de
Emiliano– al principio sostuvo que el cuerpo no era de Zapata, pero después se
desdijo. La prensa aseguró: “todos confirman la declaración de Jáuregui hecha
ante el notario público”. Dos días después, en el panteón municipal de Cuautla,
Jáuregui fue fusilado por un pelotón carrancista.

La
soldadesca se exaspera, maldice, golpea, fusila. “No hay ninguna duda. ¡Es
Emiliano Zapata!” Los diarios hacen eco. “Las dudas hechas nacer por los
escépticos o por los interesados en cultivar aún la incredulidad de los
zapatistas in mente, desapareció al
fin: Zapata identificado hasta por sus partidarios y parientes, lo fue sin duda
en todo el país, por las fotografías que del cadáver ha publicado la prensa.”

Capitán segundo de caballería Serafín Plasencia Gutiérrez, Ejército Libertador:
Y dice: “¿Usted, conoció a Zapata?”
–Sí, cómo no.
–Pase a ver.
Ya pasó a ver. Zapata tenía una cornada aquí, mire, en medio de la pantorrilla. Sí, lo alcanzó siempre el toro y le agarró aquí. Tenía aquí un lunar negro, de este lado, grande […]. De menos tenía que tener la cicatriz. Tenía un dedo mocho […]. Y el muerto no tenía nada de eso.
Por esa razón dijo ese jefe: “No es. No es, señor Guajardo”.
–Ah, ¿no es?

Que lo fusila, luego, luego. Claro que, después, la gente pues tenía miedo; todos decían, aunque no fuera, pues que él es, que él era y que sí fue.
Y a última hora, fue Juan Bustamante; el que mandaba los toros y todo el ganado de Coahuixtla, fue el caporal. Y le dice Guajardo: “¿Usted conoció a Zapata?”
–Cómo no lo voy a conocer, era mi compadre.
Y, luego, luego, pasó. Luego, dijo que no era.
Que le dice: “¡Ey, Guajardo!” –ése sí le contestó feo– “pendejo, no tengas ciego al pueblo. ¡No es!”
Y que lo sacan a culatazos a Juan Bustamante.
Entonces, que entra el señor Mora.
–¿Usted conoció al señor Zapata?
–Sí, cómo no.
Había sido mayordomo, después ayudante, había sido de la hacienda de Coahuixtla, y que entra. Luego, vio que no era.
–¿Es Zapata o no es Zapata?
Le dice: “Ay, señores, me van a matar por la mentira. Mátenme por la verdad. ¡No es!”

El sábado
en la tarde, ocho prisioneros rebeldes, escoltados, entraron a la pieza donde
se exhibía el cadáver. El pueblo se había congregado ya en la plaza. Tres
mujeres –unos reportes dijeron que primas; otros, que sobrinas de Zapata– se
negaron a encabezar el cortejo fúnebre. En su lugar, desfilaron los generales,
tenientes coroneles, mayores y oficiales del ejército federal, según los
diarios.

Fotógrafos
y camarógrafos registraron escenas para la prensa y el primer noticiario
cinematográfico de la capital. La multitud se agolpaba y la marcha inició con
dificultad rumbo al cementerio. Al caminar, se abrieron puertas y ventanas.

El
féretro fue conducido a hombros por los presos zapatistas Encarnación Vega,
Manuel Vega, Rafael García, Serapio Marca, Carmen Morales, José Romero, José de
la Cruz y Jesús Guzmán.

Afuera
del panteón, la muchedumbre abrió paso. El cadáver de Zapata fue llevado a una
fosa situada a la izquierda de la entrada, en la segunda fila, cerca de la
pared que limita el cementerio. Su cabeza quedó orientada a la puesta del sol,
muy cerca de un árbol de guayaba.

Mayor de caballería Félix Vázquez Jiménez, San Juan Ixtayopan, Tláhuac, Ejército Libertador:
¿Y no decidieron licenciarse?
Pues, yo por mi parte no, señorita. Pero, mis compañeros sí se licenciaron.
Y usted, ¿por qué no se licenció, si ya la mayoría había dejado las armas?
Pues, porque yo dije que nunca me iba a rendir; que mejor aventaba las carabinas, pero ser rendido nunca.
¿Qué pensaba usted hacer?
Pues nada [llora]. Es triste de que esté uno con… Agarra uno a Emiliano Zapata… se voltea uno solito… Pues, mejor muerto, que ser rendido.

Arrodillada,
una señora aguardó en silencio. Antes de que los enterradores empezaran a
cubrir el féretro, la mujer se irguió, tomó un puñado de tierra y lo arrojó
sobre la caja. En seguida se retiró, secándose la cara con el rebozo. Los
golpes sordos del martillo y las paladas de tierra que caen sobre el ataúd se
escuchan a distancia, en medio del silencio profundo. Suenan las campanas: seis
de la tarde.

La
noticia del asesinato de Emiliano Zapata se propagó de inmediato en la prensa.
El 11 de abril, uno de los diarios más importantes de la capital, Excélsior, encabezó su primera plana con
caracteres rojos, a ocho columnas, con la siguiente leyenda: “Murió Emiliano Zapata:
el zapatismo ha muerto”.

Ése fue
el sentido que se quiso imponer al acontecimiento. El Universal comentó en la primera página: “Emiliano Zapata, el
jefe más tenaz de la región suriana ha muerto ya; el zapatismo, sin su viejo
hombre-bandera, ha terminado”. Por su parte, El Demócrata expresó en otro encabezado: “Ahora es fácil la tarea
de exterminar los restos del endeble zapatismo”.

Todos los
diarios de Nueva York publicaron la noticia. The New York Herald editorializó el asesinato de Emiliano Zapata,
con una incitación abierta: “Si la actividad de las tropas del gobierno de
México continúa, no es remoto predecir que Villa quedará también suprimido
[…]. El derecho a existir de cualquier gobierno de México depende de la
habilidad que demuestre para exterminar a sus enemigos”.

En ese
momento para la resistencia popular el problema no era alcanzar la libertad o
producir un modelo, sino tan sólo salir del callejón sin salida que había
impuesto el gobierno con la imagen de la muerte. Y aquella noche, en Cuautla,
se abrió una salida para ese callejón.

El poder
maquinó un rostro de muerte. La resistencia salió del encuadre, desplazando la
mirada. Buscó en la mano, en las piernas y en el pecho las señales que autentificaran
su propia verdad.

¡No es Zapata, cabrones!

¡Zapata vive, la lucha sigue!




Operaciones especiales para asesinar a Emiliano Zapata

Dr. Francisco Pineda Gómez*

Las operaciones militares para asesinar a Emiliano Zapata comenzaron en 1911, inmediatamente después de que se organizara el Ejército Libertador. Ese año, hubo cuatro intentos fallidos que muestran, desde el inicio, cuáles fueron las fuerzas y las estrategias empleadas contra la revolución campesina de México.

Primero
fue una emboscada que montó el ejército federal en Jojutla —el 28 de abril de
1911— con apoyo de Ambrosio Figueroa y Guillermo García Aragón, maderistas.
Estos últimos pusieron el ingrediente del engaño necesario para llevar a Zapata
a la trampa. Hicieron creer que harían un ataque conjunto sobre Jojutla. Pero,
antes de emprender el ataque, el general en jefe del Ejército Libertador
recibió información de cómo estaban dispuestas las fuerzas federales y
maderistas en Jojutla. Figueroa acampó cerca de la ciudad sin ser atacado,
mientras que la artillería y las ametralladoras porfiristas se habían
concentrado en la zona donde los zapatistas iniciarían el asalto. En esta
ocasión y en otras posteriores, el trabajo de información de los insurgentes
salvó la vida de Zapata.

Ambrosio
Figueroa, cacique de Huitzuco, Guerrero, tenía relaciones estrechas con las
haciendas de Jojutla, en especial con los hermanos Felipe y Tomás Ruiz de
Velasco. Desde ese campo, la oligarquía, se gestó el arreglo entre Figueroa y
el porfirismo. La iniciativa vino de Guillermo de Landa y Escandón, senador
porfirista en dos ocasiones, gobernador del Distrito Federal y sobrino del
general Pablo Escandón, hacendado y gobernador de Morelos. El acuerdo con
Ambrosio Figueroa se realizó a través del teniente coronel Fausto Beltrán,
aquél que estará al mando de la emboscada en Jojutla. Para los maderistas, el
principal resultado fue que Porfirio Díaz designara a Francisco Figueroa
—hermano de Ambrosio— como gobernador provisional en el estado de Guerrero.

Luego que
falló la primera emboscada para asesinar a Emiliano Zapata, los porfiristas
trataron de someterlo con ofrecimientos económicos. La respuesta del jefe
insurrecto fue la ofensiva: el ataque y toma de Cuautla. Pero, además, Zapata escribió
una carta que fue publicada el 10 de mayo de 1911: “Es necesario que desechen esa farsa ridícula,
que los hace tan indignos y tan despreciables y que tuvieran más tacto para
tratar con gente honrada […]. Yo me he levantado, no por enriquecerme, sino
para defender y cumplir ese sacrosanto deber que tiene el pueblo mexicano honradoy estoy dispuesto a morir a la
hora que sea”.[i]

El jefe del Ejército Libertador enfatizó
así los campos del enfrentamiento social: por un lado, el pueblo mexicano
honrado; por otro, el enriquecimiento y la farsa ridícula de los indignos y
despreciables.

Así, desde las primeras semanas de la multitud
insurrecta, quedó la marca imborrable en la memoria que guardamos de Emiliano
Zapata, como símbolo de la dignidad y la honradez, en las luchas del pueblo
trabajador mexicano.

Las fuerzas de la oligarquía

Al otro día de la toma de Cuautla, el maderismo y el porfirismo
llegaron a un arreglo en Ciudad Juárez. El secretario de Relaciones Exteriores,
Francisco León de la Barra, quedó como presidente provisional; fue abogado,
diputado y embajador porfirista en Brasil, Argentina, Uruguay, Bélgica, Holanda
y Estados Unidos.

Después,
en febrero de 1913, León de la Barra apoyará el golpe de Estado contra Madero y
nuevamente será secretario de Relaciones Exteriores. Al siguiente día del
asesinato de Madero y Pino Suárez, en Lecumberri, el canciller huertista arguyó
—ante el embajador de Estados Unidos— que su gobierno había trasladado a Madero
y Pino Suárez a la penitenciaría porque ahí estarían más cómodos, que en
Palacio Nacional, y más seguros (tal cual). Así consta en el archivo del
Departamento de Estado.[ii]
Durante su presidencia provisional se realizaron otros dos intentos para
asesinar a Emiliano Zapata.

A la
caída de Porfirio Díaz, Emiliano Zapata se reunió con Francisco Madero, el 8 de
junio de 1911, en la ciudad de México. “En atención a los servicios que ha
prestado usted a la revolución —dijo Madero— voy a procurar se le gratifique
convenientemente de manera que pueda adquirir un buen rancho”. El jefe
insurrecto le respondió enojado, “yo no entré a la revolución para hacerme hacendado;
si valgo algo, es por la confianza que en mí han depositado los campesinos”.[iii]

Entonces
se puso en marcha la siguiente operación. Si los rebeldes no se doblegaban con
ofrecimientos, había que matarlos. Éste es un procedimiento fundamental del
poder: la corrupción y el asesinato, el exterminio político moral y el
exterminio físico, para acabar con las luchas del pueblo trabajador.

En julio
de ese año, un contingente zapatista asistió a la ciudad de Puebla para recibir
a Madero y se instalaron en la plaza de toros. El campamento daba el aspecto de
una feria, relataron dos testigos, “niños, mujeres y ancianos, por centenares,
se encontraban, unos durmiendo y otros entonando canciones populares”. La noche
del 12 de julio de 1911, el ejército federal atacó a los zapatistas: el fuego
de fusilería que vomitaban las ametralladoras y los cañonazos, que disparaban a
150 metros, masacraron a las familias y a los insurrectos.[iv]

A la
mañana siguiente, Madero arribó a Puebla y visitó el cuartel del Carmen, frente
a la plaza de toros. Allí felicitó a los asesinos “por su lealtad y disciplina”,
encareciéndoles que obraran siempre así, pues era necesario fortalecer al gobierno.
Además, pidió al presidente provisional que ascendiera al coronel asesino, Aureliano
Blanquet, al grado de general.[v]

Y se
montó la emboscada. Cuando Madero se enteró de que Zapata hacía preparativos
para atacar a Blanquet, Francisco Vázquez Gómez —candidato maderista a la
vicepresidencia, en 1910— envió un telegrama que se copió en papel membretado del Estado Mayor de la Presidencia de la
República:  “Urge saber si Zapata no se ha movido para
esta capital [Puebla], vigilando sus movimientos y dándome aviso; listos
federales de confianza por si se ofrece movilizarlos repentinamente; urge orden
de que entreguen al general [federal] Agustín del Pozo $ 20,000 hoy mismo,
situación seria”.[vi]

En
seguida, Victoriano Huerta inició la ocupación militar de Morelos, con apoyo de
tropas maderistas de Veracruz, Hidalgo, Puebla, Oaxaca y Guerrero. En el primer
contingente de estas fuerzas irregulares, el mando estuvo a cargo de Cándido
Aguilar, quien después será gobernador carrancista de Veracruz, secretario de
Relaciones Exteriores y yerno de Venustiano Carranza. Ambrosio Figueroa fue
designado gobernador y comandante militar de Morelos, por iniciativa de
Francisco Madero. Éste le escribió al cacique: “Espero que su patriotismo
aceptará esa invitación y nos pondrá en su lugar a Zapata, que ya no lo
aguantamos”.[vii]

Victoriano
Huerta hizo la campaña militar “sin consideración alguna” y así lo comunicó a
Francisco León de la Barra. El País
informó que el capitán Girard Sturtevant, agregado militar de la embajada
Estados Unidos, formaba parte del Estado Mayor del general Victoriano Huerta.
Según información oficial, ese capitán enviaba sus informes a la División de
Inteligencia Militar de Estados Unidos.[viii]
A su vez, por aquellos días, David E. Thompson, el embajador saliente de ese
país, visitó al gobernador Ambrosio Figueroa y tuvo “frases cariñosas” para él.
En 1906, Thompson promovió la persecución de los magonistas y la represión a
los mineros de Cananea. También logró que el imperio controlara el agua de
riego del río Colorado, dentro de territorio mexicano.

El 25 de
agosto, Tomás Ruiz de Velasco escribió al presidente de la república, Francisco
León de la Barra: “Ayer regresó [Ambrosio] Figueroa, quebró buen número [de
rebeldes…] Zapata en Jojutla […] ¿habrá modo de eliminarlo?” [ix]

El
presidente provisional trabajaba con ese objetivo. El 31 de agosto, informó a
Huerta: “Telegrafíame Zapata de Ayala, diciéndome que sólo tiene una pequeña
escolta. Comunícolo a usted para que conozca el punto de donde me telegrafía […]
puede usted proceder con libertad de acuerdo con [Ambrosio] Figueroa y [Gabriel]
Hernández”. Huerta se dirigió inmediatamente a Villa de Ayala y atacó la
población durante una hora. Pero Zapata ya no estaba ahí. Entonces informó al
presidente que, inmediatamente, enviaría una columna para apoyar al figueroista
Federico Morales, que estaba combatiendo a Emiliano Zapata, en Chinameca. León
de la Barra le respondió con insistencia, “puede usted proceder con libertad”.[x]

Ahí, en
Chinameca, ocurrió el nuevo intento para asesinar a Zapata. El general insurgente
Próspero García Aguirre relató que, llegando a la hacienda, los rebeldes pidieron
permiso para jugar unos toros; jugaron dos días y el administrador de la
hacienda llamó por teléfono a Cuautla para delatarlos.

“Zapata estaba
comiendo en la casa de Santiago Posada, cuando le llegó el parte de que el
gobierno lo sitiaba. Salió en su caballo y, ya en el obrador, se quedó parado
con quince hombres que lo rodeaban armados. Y el gobierno ya venía,
cuatrocientos hombres armados sobre él. Se apeó del caballo, metió mano al
rifle y empezó a tirar. Montó en el caballo, se revolvió con unos y salió.
Salió con dos y él, tres. Se fue pa’l cerro”.[xi]

Al
terminar su periodo provisional, Francisco León de la Barra dio un informe al
Congreso: “el problema del desarme y dispersión de las fuerzas
revolucionarias”, en Morelos, “fue mayor que en otras partes del país”, porque
los zapatistas “adoptaron una actitud insumisa”. Luego, señaló oposiciones
significativas del pensamiento oligárquico. En un campo, Victoriano Huerta, un
“jefe de prestigio”; en el otro, Emiliano Zapata, “el jefe del movimiento
sedicioso que se hizo popular entre las clases incultas del Estado por
ofrecimientos de repartición de las tierras, sin tener en cuenta los derechos
de propiedad”;[xii] es decir, el “derecho”
de los usurpadores de tierras, montes y aguas, desde la época de Hernán Cortés.

El
general en jefe Emiliano Zapata: “¿Cómo se hizo la conquista de México? Por
medio de las armas. ¿Cómo se apoderaron de las grandes posesiones de tierras los
conquistadores, que es la inmensa propiedad agraria que por más de cuatro
siglos se ha transmitido a diversas propiedades? Por medio de las armas. Pues
por medio de las armas debemos hacer porque vuelvan a sus legítimos dueños,
víctimas de la usurpación”.[xiii]

Villa de Ayala

Las operaciones militares más elaboradas para asesinar a Emiliano
Zapata ocurrieron en Villa de Ayala y en Chinameca, noviembre de 1911 y abril
de 1919. Es decir, durante los gobiernos de Francisco Madero y Venustiano
Carranza. El rasgo distintivo, en ambos casos, fue que lograron fijar a Zapata
en un lugar, por medio del engaño, y lo atacaron con un poder de fuego
considerable.

El 6 de noviembre de 1911, Francisco Madero llegó a la presidencia, después de unas elecciones en que obtuvo menos de 20 mil votos, en un país de 15 millones de habitantes. Ese día comenzó la operación militar contra Zapata. Fuertes contingentes del ejército federal y tropas de Ambrosio Figueroa se concentraron en Cuautla. Al mismo tiempo, arribó el licenciado Gabriel Robles Domínguez, con una misión secreta del gobierno, se dijo.

La primera etapa de la operación, consistió
en hacer creer que Robles Domínguez negociaría un acuerdo con Zapata y que
Ambrosio Figueroa sería removido como gobernador de Morelos. Mientras tanto, las
tropas del gobierno hicieron exploraciones alrededor de Villa de Ayala, donde
se realizaban las conversaciones.

El 13 de noviembre, el cerco militar sobre
Emiliano Zapata ya estaba dispuesto, con artillería pesada y ligera,
ametralladoras y una emboscada a cargo Federico Morales, por si Zapata lograba escapar.

Entonces, Robles Domínguez envió un mensaje
al general en jefe del Ejército Libertador. Le comunicó que estaba sitiado y
que sólo tenía una hora para rendirse al gobierno. Pero el jefe de los
insumisos no se rindió.

Después de las tres de la tarde, en Cuautla, se
escucharon las primeras detonaciones de cañón. Por la noche, se observó el
resplandor rojizo causado por las explosiones la artillería pesada. Una parte
del cerro del Aguacate, donde los zapatistas se agruparon, estaba en llamas.

Ese día, Robles Domínguez declaró a la prensa:
“Madero, viéndose obligado a demostrar que puede reprimir la rebeldía, ha
ordenado que se obre enérgicamente”; “Madero ha determinado tomar enérgicas y
activas medidas para eliminar a Zapata y a sus seguidores”. En esa emboscada
murieron muchos revolucionarios y El País
lo festejó con un encabezado, en primera plana: “Los cadáveres de los
zapatistas fueron un festín para los buitres”.[xiv]

Emiliano Zapata, Otilio Montaño y Eufemio
Zapata, con sus tropas, lograron romper el cerco y se dirigieron a las montañas
del sur. Pocos días después, ahí, el ejército insurgente proclamó el Plan de
Ayala, “para acabar con la tiranía que nos oprime y redimir a la Patria de las
dictaduras que nos imponen”.

Artículo 1° […] “declaramos a susodicho
Francisco I. Madero, inepto para realizar las promesas de la Revolución de que
fue autor, por haber traicionado los principios con los cuales burló la
voluntad del pueblo y pudo escalar el poder; incapaz para gobernar por no tener
ningún respeto a la ley y a la justicia de los pueblos, y traidor a la Patria
por estar a sangre y fuego humillando a los mexicanos que desean libertades, a
fin de complacer a los científicos, hacendados y caciques que nos esclavizan y
desde hoy comenzamos a continuar la revolución principiada por él, hasta conseguir
el derrocamiento de los poderes dictatoriales que existen”.[xv]

A su vez, el gobierno de Madero respondió con
una ley de suspensión de las garantías constitucionales en territorio zapatista
(Morelos, Guerrero y Tlaxcala, así como distritos de Puebla y el estado de
México). Estableció la pena de muerte sin proceso judicial, hasta por tirar
piedras a las vías del tren, a fin de acabar con una sublevación que —dijo— había
tomado la forma de un “comunismo agrario”.[xvi] Con esa ley dio inicio una nueva etapa de la guerra contra la
revolución campesina de México, el ataque masivo contra la población civil.

Santa María Ahuacatitlán, Morelos, 9 de
febrero de 1912. Los zapatistas se atrincheraron en los cerros y en los
tecorrales, ahí resistieron el ataque de la artillería federal. “El tiroteo
había terminado, cuando repentinamente se levantó una densa nube de humo y
luego inmensas llamas”, escribió el reportero Leopoldo Zea. Las fuerzas del
gobierno habían prendido fuego a las casas. Las mujeres, niños y ancianos de la
población salieron de sus hogares lanzando gritos de sufrimiento. En ese
momento, los combatientes zapatistas abandonaron sus trincheras y avanzaron
hacia su pueblo incendiado. En sus rostros “se pintaba la rabia, la
desesperación y la venganza […]. El incendio volvía a los rebeldes ciegos y desesperados.
Mostráronse valientes como nunca bajo nutrida fusilería, sembrando el camino de
cadáveres cuando descendían para llegar al pueblo, buscando sus hogares que
desaparecían”.[xvii] El combate se generalizó en una extensión de dos kilómetros y la
artillería reanudó sus disparos. La ferocidad y la cobardía del gobierno revoloteaban.
Finalmente, los zapatistas lograron retomar el control de Santa María
Ahuacatitlán. A las siete de la noche terminó el ataque. La tropa del gobierno
venteando petróleo y aguardiente regresó a Cuernavaca, desde donde podía observarse
el resplandor de la inmensa hoguera.

Ésa fue la primera acción militar del
gobierno maderista en contra de la población civil. La estrategia militar genocida
será continuada por el usurpador Victoriano Huerta y, sobre todo, con fuerte
apoyo militar de Estados Unidos, por el gobierno de Venustiano Carranza.

Chinameca

El general Pablo González expresó abiertamente el racismo de la guerra
carrancista de exterminio: Emiliano Zapata “tenía que caer por el ineludible
imperio de la ley biológica que condena a los seres inferiores y deformes, y
que hará siempre triunfar a la civilización sobre la barbarie, a la cultura
sobre el salvajismo, a la humanidad sobre la bestialidad”. Para el jefe de la
guerra genocida en el sur, Zapata fue “la encarnación de la más estúpida
barbarie”, tuvo una “vida miserable y vulgar, y por su cretinismo congénito,
por su absoluta inferioridad mental […] fue simplemente un bandolero, un
criminal, un azote maldito de su propia tierra natal”.[xviii]

Ese
manifiesto carrancista —dirigido al pueblo de Morelos y suscrito en Cuautla, el
16 de abril de 1919— tuvo otro ingrediente discursivo. Pablo González designó
reiteradamente a Zapata como “caudillo”, cinco veces en tres páginas. En vida,
nadie llamó “caudillo” a Emiliano Zapata, ni sus compañeros ni sus enemigos.
Ahí, en ese manifiesto racista, está el origen de la denominación “caudillo”.
El propósito contrarrevolucionario de tal estrategia discursiva fue señalado en
el mismo documento: “Desaparecido Zapata, el zapatismo ha muerto”.

En el
mismo documento, se pueden apreciar cuestiones estratégicas de la operación
militar. La jefatura carrancista consideró la dificultad que representaba el
método guerrillero de los insurrectos, aunque no dijo lo principal que es el
apoyo del pueblo: eludían el combate regular, operaban en movimiento continuo, con
información de calidad y conocimiento del terreno. Emiliano Zapata, “siempre
desconfiado y siempre alerta”, era “invisible e inalcanzable”. Por eso había logrado
sobrevivir a las operaciones previas para asesinarlo.

Entonces,
indica ese manifiesto, era indispensable realizar una “labor especial” contra
Zapata, basada en el engaño y la sorpresa, para “acorralarlo como una fiera”.
En consecuencia, Pablo González resolvió “aprovechar la oportunidad” que
“ofrecía el mismo cabecilla, para asestarle un golpe mortal”.

En
efecto, hubo una grieta en la política rebelde. En noviembre de 1916, poco
antes de triunfar sobre la primera invasión carrancista en Morelos, la jefatura
del Ejército Libertador estableció un órgano consultivo del Cuartel General,
cuya misión fue propagar los principios de la revolución y procurar la
unificación de los revolucionarios del país. Meses después, comenzaron los
enfrentamientos y sublevaciones dentro del ejército carrancista. El 12 de mayo
de 1917, Emiliano Zapata entregó a Gildardo Magaña la tarea de acercarse a esos
grupos, “toda vez que usted, desde el principio, ha llevado la conducción de
este asunto”.[xix]

Magaña
privilegió el objetivo de lograr un arreglo, precisamente, con Pablo González y
con esto abrió la grieta que utilizará el asesino, en 1919. Tres meses antes de
la emboscada de Chinameca, Pablo González intentó una operación de exterminio
mayor. Indicó a Magaña que él estaba dispuesto a tratar todo lo relativo a la
unificación con el zapatismo: engaño. Que, mientras se verificaban las
conferencias, “todos los grupos revolucionarios” podían concentrarse en algún lugar
de Morelos, donde tendrían “toda clase de garantías”: trampa mortal que no se
realizó.[xx]

En esas
condiciones, la necesidad de aprovechar la grieta era imperiosa para el
gobierno y sobrevino la operación especial que logró asesinar a Emiliano
Zapata. La operación final tuvo una secuencia específica de engaños: a) filtrar
información falsa acerca de un supuesto conflicto entre Pablo González y Jesús
Guajardo; b) establecer una relación constante de Guajardo con Zapata, por
correspondencia; c) simular un ataque de Guajardo a la guarnición carrancista
en Jonacatepec; d) prometer tropa, municiones, víveres e información militar;
d) finalmente, el elemento decisivo del engaño ocurrió el 9 de abril, cuando
Guajardo fusiló a 59 soldados de de Victorino Bárcenas, ex zapatista, integrante
del regimiento al mando del propio Guajardo.

Emiliano
Zapata, por su parte, adoptó contramedidas: desde el 2 de abril, colocó al
coronel Feliciano Palacios —zapatista de Villa de Ayala— dentro del cuartel de
Guajardo y exigió el castigo inmediato de Victorino Bárcenas. La primera medida
falló porque se hizo con el conocimiento de Guajardo y éste pudo ocultar su verdadero
propósito. La segunda se derrumbó con el fusilamiento de los 59 soldados. Eso
fue decisivo y el general en jefe del Ejército Libertador quedó expuesto por
completo.

Un día
después, las tropas del 50° regimiento y una fracción del 66° regimiento
carrancista ejecutaron la emboscada en Chinameca. Los soldados de Guajardo,
preparados en las alturas, en el llano, en la barranca, en todas partes, cerca
de mil, descargaron sus fusiles. La sorpresa fue terrible. Nuestro inolvidable
general Zapata cayó para no levantarse más, escribió ese día el mayor Salvador
Reyes Avilés.[xxi]

Venustiano
Carranza premió a Guajardo con 50 mil pesos y su ascenso al grado de general.

* * *

¿Y no decidieron licenciarse?

Pues, yo por mi
parte no, señorita. Pero, mis compañeros sí se licenciaron.

Y usted, ¿por qué no se licenció, si ya la mayoría había dejado las
armas?

Pues, porque yo
dije que nunca me iba a rendir. Que mejor aventaba las carabinas. Pero ser
rendido, nunca.

¿Qué pensaba usted hacer?

Pues nada [llora].
Es triste de que esté uno con… Agarra uno a Emiliano Zapata… se voltea uno
solito… Pues mejor muerto, que ser rendido.

Mayor de caballería Félix Vázquez Jiménez,

San Juan Ixtayopan, Tláhuac, Ejército Libertador.[xxii]

Aunque humildes,
pero honrados. Esa bandera llevamos y es con esa bandera, le digo a mis hijos,
con esa bandera acabamos, porque es lo mejor.

Teniente coronel de caballería Simón Román Alcalá,

Juchitepec, estado de México, Ejército Libertador.[xxiii]


[i] Carta
de Emiliano Zapata a Fausto Beltrán, El
País
, México, 10 de mayo de 1911.

[ii] El
embajador de Estados Unidos, Henry Lane Wilson, al secretario de Estado, Philander
C. Knox, México, 23 de febrero de 1913. Foreign Relations of the United States,
812.00/6322.

[iii]
Conversación citada por Gildardo Magaña, en Emiliano
Zapata y el agrarismo en México
, INEHRM, México, 1985, t. I, pp. 160-161.

[iv]
Testimonio escrito del doctor Guillermo Gaona Salazar y el ingeniero Gustavo
Gaona, en Francisco Vázquez Gómez, Memorias
políticas (1909-1913)
, Universidad Iberoamericana-El Caballito, México,
1982, p. 326.

[v]
Idem.

[vi] Telegrama
de Francisco Vázquez Gómez al ministro de Gobernación, copiado en papel membretado
del jefe del Estado Mayor de la Presidencia de la República, Puebla, 15 de
julio de 1911. Fondo Gildardo Magaña (FGM) 27, 1, 180 (clasificación antigua).

[vii] Francisco
Madero a Ambrosio Figueroa, México, D. F., 9 de agosto de 1911, en Gildardo
Magaña, op. cit., p. 265.

[viii]
Véase René de la Pedraja, Wars of Latin
America, 1899-1941
, McFarland ed., Londres, 2006, p. 450.

[ix]
Tomás Ruiz de Velasco a Francisco León de la Barra, México, 25 de agosto de
1911, FGM, 1, 3R, 480.

[x] Telegramas
entre el presidente provisional Francisco León de la Barra y el general
Victoriano Huerta, México, 31 de agosto y 1° de septiembre de 1911. En el informe
de Victoriano Huerta a la Secretaría de Guerra y Marina (documentos), El País, 5 y 6 de noviembre de 1911.

[xi]
General Próspero García Aguirre, Ejército Libertador. Entrevista realizada por
Laura Espejel y Salvador Rueda en Tlatenchi, municipio de Jojutla, Morelos, el
16 de agosto de 1975. Proyecto de Historia Oral, INAH.

[xii]
Informe del presidente provisional Francisco León de la Barra al Congreso, El País, 5 de noviembre de 1911.

[xiii]
Carta del general Emiliano Zapata a Gildardo Magaña, Campamento Revolucionario,
octubre de 1913, Fondo Genovevo de la O 17, 2, 34.

[xiv]
Declaraciones de Gabriel Robles Domínguez a la prensa, Cuautla, Morelos, 13 de
noviembre. El Imparcial y The Mexican Herald, México, 14 de
noviembre de 1911. Nota de El País,
16 de noviembre de 1911.

[xv] Plan
de Ayala, 25 de noviembre de 1911, en Emiliano
Zapata. Antología
, Laura Espejel, Alicia Olivera y Salvador Rueda, INEHRM,
México, 1988, p. 114.

[xvi]
Ley de suspensión de las garantías constitucionales, Nueva Era, México, 11 y 12 de enero de 1912.

[xvii]
“Entre un mar de llamas se batieron en Santa María”, Leopoldo Zea, corresponsal
viajero, El Imparcial, 10 de febrero
de 1912.

[xviii] Manifiesto del general Pablo González a los habitantes de Morelos,
Cuautla, 16 de abril de 1919. Archivo del General Manuel Willars González, jefe del Estado Mayor de Pablo
González, CEHM, LXVIII-1, 2896, 21, 1.

[xix] Emiliano
Zapata a Gildardo Magaña, Tlaltizapán, 12 de mayo de 1917. Fondo Emiliano Zapata
13, 14, 1.

[xx]
Carta del coronel carrancista Eduardo Reyes (mensajero de Pablo González) a
Gildardo Magaña, Atlixco, Puebla, 10 de enero de 1919. FGM 30, 24, 423.

[xxi] Mayor
Salvador Reyes Avilés a Gildardo Magaña, Ejército Libertador. Campamento
revolucionario en Sauces, Morelos,10 de abril de 1919. FGM 30, 36, 580.

[xxii]
Mayor de caballería Félix Vázquez Jiménez, Ejército Libertador. Entrevista
realizada por Laura Espejel en San Juan Ixtayopan, Tláhuac, Distrito Federal,
el 10 de agosto de 1973. PHO, INAH.

[xxiii] Teniente coronel de caballería Simón Román Alcalá, Ejército
Libertador. Entrevista realizada por Alicia Olivera de Bonfil en Juchitepec,
estado de México, el 13 de octubre de 1974. PHO, INAH.

* Profesor investigador de la Escuela Nacional de
Antropología e Historia, autor de La
irrupción zapatista, 1911
; La
revolución del sur, 1912-1914
; Ejército
Libertador, 1915
y La guerra
zapatista, 1916-1919
, Ediciones Era.




Abril: 100 años.

En el mes de abril rememoramos
siempre la traición al General Emiliano Zapata, líder de los pueblos campesinos
cuyo ejemplo fue tomado como guía desde los primeros esfuerzos organizativos
que llevaron adelante las Fuerzas de Liberación Nacional. Ya desde el primer
comunicado de esta organización, redactado el 6 de agosto de 1969, se decidió
que el cuerpo colectivo que habría de iniciar el camino subversivo, que después
condujo hacia la construcción de un Ejército del pueblo, llevaría su nombre:
Núcleo Guerrillero Emiliano Zapata, NGEZ.

En este mes, recordamos además a nuestra compañera Soledad, asesinada por el Ejército Federal, en Nepantla, cuando tenía apenas 24 años. Otros dos compañeros, Ricardo y Fidelino, son recordados también en este mes. A raíz de los acontecimientos de Nepantla, estos compañeros, pertenecientes al NGEZ, forman parte de nuestra lista de compañeros desaparecidos. Existen datos claros, documentados, que señalan que Ricardo fue aprehendido, más nunca liberado o procesado. Estos tres compañeros dieron su vida por la liberación de los pueblos que integran nuestro México. Su ejemplo, y el de tantos otros, robusteció la lucha campesina, agraria e indígena que años después habría de hacerse célebre; pero su lucha no apuntaba exclusivamente a lo campesino, o a lo indígena, aunque por supuesto lo incluía: la lucha que Ricardo, Fidelino, Soledad, y tantas y tantos otros, decidieron avanzar con su vida fue una lucha nacional, una lucha amplia que lo apostó todo por poner en los pueblos las herramientas de su propia liberación.

La lucha que Soledad, Fidelino y
Ricardo, junto con tantas y tantos otros, llevaron adelante tuvo la complejidad
de apostar, desde la más profunda clandestinidad, por la participación de todas
y todos; por crear un espacio organizativo, un tejido político, que permitiera
la participación de quienes no podían sumarse como militantes profesionales a
la organización pero, tal vez si, realizar un sinfín de acciones para apoyar la
lucha; de quien no podía vivir en una casa de seguridad pero si podía enseñar a
leer y escribir a quienes nunca recibieron educación en sus pueblos; de quienes
apoyaron enseñando medicina, electrónica, mecánica, radiocomunicaciones y
muchas otras disciplinas que resultan necesarias para dotar a un pueblo de lo
necesario para liberarse. La lucha de esos años, que muchas veces es recordada
en tonos sombríos, a causa de la persecución política y la brutal represión,
tuvo en su apuesta un luminoso acierto: pueblos enteros después llegaron, y
como consecuencia necesaria, las complejidades hoy son otras.

Así, para nosotras, nosotros, el
mes de abril – más aún en este centenario de su muerte – trae consigo a la
figura del General Emiliano Zapata, y el profundo impacto que su ejemplar lucha
tuvo en el desarrollo de la lucha nuestra: avanzando, convenciendo, hablando
con los pueblos sobre planes y tierras, sumando fuerzas, enfrentando las
falsedades de los gobiernos – grandes o pequeños – que insisten en no cumplir
su deuda con el pueblo.

Aquí dejamos un fragmento de un artículo editorial aparecido en el año 1984, en el periódico interno de las FLN, llamado NUPI (Nueva Publicación Interna) en la sección titulada Experiencias Revolucionarias.

“EDITORIAL

(…)

Sin lugar a dudas, el avance
más importante es la presencia definitiva en la sierra del grupo guerrillero,
logro del que todo militante puede sentirse orgulloso pues constituye un fruto
del trabajo colectivo. Tan es así que, como se esperaba, el establecimiento del
nuevo núcleo guerrillero Emiliano Zapata ha estimulado a muchos compañeros en
el cumplimiento de sus trabajos revolucionarios: aunque sólo los más generosos
han aumentado sus aportaciones económicas, también es cierto que la mayoría
dedica ahora mucho más tiempo a la lucha, y en esto merece especial
reconocimiento los compañeros que, por así convenir a nuestros proyectos
prácticamente se han integrado como militantes de tiempo completo, pero que
conservan su trabajo civil.”…

(…)




Carta de las FLN a Pablo González Casanova, Comandante Pablo Contreras del CCRI del EZLN.

Como Grupo editorial de la Casa de todas y todos, presentamos esta carta que fue entregada el día 11 de marzo a Don Pablo González Casanova y que se nos ha solicitado ´publicar de forma íntegra:

Para:

Don Pablo González
Casanova

Comandante Pablo
Contreras del CCRI del EZLN

De:

Fuerzas de Liberación
Nacional (FLN)

Compañero Don Pablo,

Con el debido respeto acudimos a usted para exponer la política de
enfrentamiento que algunos sujetos enmascarados, y que se presentan como
miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), han realizado en
contra de nuestra labor en comunidades indígenas. Estas actividades que hacemos
en dichas comunidades y en otras partes de México no son armados ni clandestinos,
ni tienen por objetivo “cooptar” sin más a las comunidades: no es esa la forma
en que trabajamos. Las actividades han tenido sustento en la participación de médicos,
arquitectos, mujeres organizadas y deportistas quienes, junto a Organizaciones No
Gubernamentales de derechos humanos, realizaron cursos formativos y planes de
derechos humanos para el desarrollo comunitario autónomo, cursos de salud,
clases deportivas, todo esto en consulta y con el consentimiento de las
familias indígenas que participan en ello, quienes no pertenecen al EZLN, y
sufren abismales carencias en servicios de salud y educación; más aún, tienen
el cuartel del Ejército Mexicano más grande de Chiapas a pocos kilómetros de
sus comunidades.

Estos voluntarios, maestros y alumnos universitarios en su mayoría, que han
participado en los trabajos entienden la necesidad de apoyar a las comunidades
que forman parte de los primeros pueblos de Chiapas en integrarse a las Fuerzas
de Liberación Nacional (FLN) en 1983, cuando apenas estaba por fundarse el
EZLN. Como organización, cumplimos ya 50 años realizando de forma
ininterrumpida trabajos políticos, sociales, culturales y revolucionarios en muchas
otras partes del territorio nacional y es la primera ocasión en que nos
enfrentamos a problemas de esta naturaleza, por más que hayamos sorteado muchos
otros.

Estos acontecimientos de amenazas serias, desplazamiento forzado e
intimidación cometidos por quienes se presentan como miembros del EZLN, y que
hoy le damos a conocer a usted, forman ya parte de una serie de denuncias
públicas que han sido presentadas en tiempo y forma por el Observatorio Mexicano
de Derechos Humanos http://derechoshumanosmexico.org/denunciachiapas. Ahí podrá usted obtener la versión original
de dichas denuncias. Por supuesto que condenamos estos actos y nos deslindamos
de quienes usurpando el nombre de nuestra organización abjuran de sus
principios.  

Estos últimos reprobables sucesos que le presentamos no han sido los
únicos. Desde que reanudamos el andar por nuestro camino, que nunca
abandonamos, a mediados del año 2013, hemos recibido de parte de quienes fueron
en el pasado entrañables compañeros una andanada de calumnias y difamaciones,
muchas de las cuales se contradicen entre sí. Se ha dicho que nos rendimos, que
ya no existimos, que somos rajados, contrainsurgentes, que tenemos nexos con el
narcotráfico, que tenemos acuerdos con el actual presidente, que repartimos
cuernos de chivo y treinta mil pesos, que el aquí firmante padece demencia
senil, que somos violentos y tenemos una lista de nombres, juzgados en ausencia
y condenados a muerte; las calumnias se transformaron de afirmaciones que
buscaron ningunearnos, a mentiras con el propósito de atemorizar a incautos.
Todo eso es falso.

Para que entienda el origen de esta calumniosa campaña, anexamos una
carta que envió, en el año de 2013 a través de una compañera nuestra, el
entonces denominado Subcomandante Marcos a miembros de nuestra dirección. Dicha
carta está plagada de calumnias, mentiras y distorsiones intencionales sobre
nuestro trabajo y nuestra organización.

Nuestra respuesta ante el doloroso insulto que esa carta representa fue
reanudar los pasos de nuestro camino, que fueron pausados por las necesidades
políticas de un contexto anterior ya inexistente. Comenzamos así con la
reparación de una deuda moral nuestra: el respeto a la vida, muerte,
desaparición y memoria de nuestros compañeros responsables históricos;
concretamente, la única respuesta que dimos a esa carta fueron las siguientes
palabras: “La vida de nuestros compañeros es digna, y no es indigno
recordarlos”. Antes que a usted, le dimos a conocer el contenido de esta carta
a Dr. López y Rivas para que, como interlocutor del EZLN, intercediera y
cesaran las agresiones y calumnias. Él puede informarle de esto, que no es un
secreto.

Le comentamos a usted que, una vez reanudado nuestro andar, nos
reencontramos con antiguas compañeras y compañeros cuyo esfuerzo participativo
fue retribuido con malos tratos, injusticias, vejaciones, mentiras y olvido.
Nos encontramos también con nuevas generaciones que, desde otros espacios de
participación, fueron involucradas en dinámicas desmoralizantes, por decir lo
menos, muy ajenas todas a los principios y valores de nuestra organización.
Finalmente, en este andar que nosotros hemos llamado “Dignificar la historia”,
nos encontramos de nuevo con los primeros pueblos que nos recibieron, y su
situación y sus relatos nos llenaron de enojo y pena: comunidades abandonadas,
fragmentadas, expulsiones absurdas, pobreza, analfabetismo en casi todos los
hombres y mujeres que fueron niños en 1994, comunidades con su infancia
desnutrida y sin acceso a los más básicos servicios de salud.

Podrá usted dudar de nuestra palabra, en el mismo tenor que lo hizo el
Dr. López y Rivas. De nuestra parte sólo podemos afirmarle que hablamos con la
verdad, sin ambages. Cada elemento que aquí mencionamos tiene testimonios
reales, historias de carne y hueso con nombre y apellido. No ha sido nunca
nuestro modo mentir, ni tampoco romantizar nuestras palabras con ficciones
vanidosas. No ha sido tampoco nuestra intención, en momento alguno, perturbar
los esfuerzos del EZLN en el camino político que han decidido avanzar; hemos
hablado sobre ellos en la medida en que las circunstancias, guiadas por sus
propias decisiones, nos han obligado a marcar nuestra distancia.  

Leemos con preocupación que, por primera vez en décadas, los voceros del
EZLN afirmen: “estamos solos”. Pensamos que las causas de ello, más allá de un
entorno político adverso, tienen que ver también con el olvido del compañerismo
y la pérdida de los valores y principios en los que fueron formados sus
actuales dirigentes.

Es importante decirle que las FLN no caeremos en provocaciones, pero que
tampoco estamos dispuestos a dejarnos intimidar por nadie ni dejaremos que las
agresiones queden sin respuesta. Al contrario, en el caso de las comunidades de
Chiapas, continuaremos con nuestros proyectos mencionados, que consisten en:
tierra, techo y trabajo para todas y todos los mexicanos, que son nuestras
demandas básicas desde hace 50 años. Además, le confirmo: no cejaremos en
nuestra demanda de sacar, en forma pacífica, a las tropas del ejército mexicano
de los territorios indígenas ocupados desde 1995 y que todos hasta hoy
pretenden no observar. Le recuerdo que las FLN son la única organización que
logró desalojar, sin usar la violencia, cuarteles que ocupaba el ejército
federal en el año 2001 y lo hizo sin ceder nada a cambio. En nuestros objetivos
está lograrlo, como ya lo hemos hecho público: http://casadetodasytodos.org/comunicados/carta-publica-al-presidente-electo-andres-manuel-lopez-obrador-fuerzas-de-liberacion-nacional-f-l-n/

Por último le comunicamos, que le haremos llegar previamente el reporte de las actividades sociales que seguiremos haciendo en las comunidades en Chiapas para que esté al tanto de ellas y para informarle que, si las amenazas se materializan y agreden a los jóvenes estudiantes de arquitectura (http://casadetodasytodos.org/portada/4a-tranformacion-o-revolucion/) o las estudiantes de enfermería y alumnos pasantes de medicina que van a realizar su servicio social invitados por las FLN, para construir consultorios en proyectos de salud comunitaria integral, pues como ya lo hemos señalado, nunca hemos dejado solos ni a los compañeros, ni a los pueblos que se sumaron a nuestro llamado hace ya 50 años; nuestro compromiso fue y será estar siempre cerca de nuestro pueblo.  Las amenazas, las calumnias, las mentiras, no han surgido de nosotros.

Confiamos en usted y
en sus buenos oficios.

Siempre,

¡Vivir por la Patria o
Morir por la Libertad!

Por la Dirección
Nacional Colectiva de las FLN

Comandante Insurgente German  




¿Qué desean las mujeres?

Escrito por el Club de mujeres Aurora, de la República Popular de Donetsk.

8 de marzo, 2019.

Nos han preguntado frecuentemente por qué tenemos una
organización comunista de mujeres y por qué estamos luchando.

Aquí está nuestra respuesta.

1.  Nosotras queremos un mundo sin explotación y opresión.

Las mujeres conforman la mayoría de la población oprimida y
empobrecida. Cada día se nos roba, explota y mata. El capitalismo destruye
nuestro planeta y nos deshumaniza, convirtiendo todo en mercancía. Cultiva y
reproduce prejuicios patriarcales y impone una guerra entre sexos. Nosotras creemos
que esto debe desmantelarse y que las mujeres de la clase trabajadora deben
estar al frente de este esfuerzo.

2. Queremos poner fin a todas las guerras imperialistas, depredadoras e injustas.

La guerra exacerba la opresión y la explotación. El interés
del capitalismo está en la guerra y la regresión; nuestro interés es la paz y
el progreso. Ellos envían trabajadores a morir, conducidos por propaganda
estúpida y chovinista para que estén dispuestos a morir por los intereses del
capital, voluntariamente. Ellos mienten al hacernos creer que la mujer pude
liberarse a sí misma asesinando a sus hermanos y hermanas de clase.

Pensamos que sólo una guerra de liberación puede ser justa.

3. Queremos condiciones decentes de trabajo, ingreso digno y seguridad social.

Las mujeres están cada vez más involucradas en todos los
aspectos de la producción. Y este proceso es irreversible. Al mismo tiempo,
tenemos que proveer en el espacio familiar, cubrir los costos del nacimiento y
crianza de nuestros hijos, gastos todos que el capitalismo nos hace pagar. No
se nos permite trabajar en labores industriosas y “pesadas”, ostensiblemente
para proteger nuestra función maternal. Pero en todos los lugares del mundo,
las condiciones laborales se deterioran y se han vuelto insoportables en muchas
esferas de la producción. Nos mienten al decirnos que las nuevas formas de
empleo, como el freelance, nos traerán libertades: de hecho, estas formas sólo
traen una mayor explotación y esclavitud.

Nuestros cuerpos son vistos como bienes. Liberales de todas
las estirpes mienten al hablar de la prostitución y la maternidad surrogada
como “opciones” de la mujer. Nosotras no necesitamos un mundo en el cual la objetivación
del cuerpo es elevada a virtud, y la venta de infantes es considerada no sólo
normal, sino benéfica para las mujeres.

Nosotras creemos que el trabajo debe ser la base del
desarrollo, no sólo algo que nos mata y destruye como individuos. El trabajo nos
debiera humanizar, no convertirnos en una mera función.

4. Nosotras queremos liberarnos de la esclavitud de la cocina.

Se nos dice que las mujeres tenemos una relación de igualdad
con el hombre, y que todos nuestros problemas son tan sólo resultado de nuestra
naturaleza pecadora o nuestra poca disposición para el trabajo. Pero hacemos la
mayor parte del trabajo, sin reconocimiento. Preparamos el hogar, creamos comodidades,
criamos a los hijos – estamos directamente involucradas en la reproducción de
la fuerza de trabajo. Pero este trabajo en el hogar familiar es un círculo
vicioso. Se nos obliga a trabajar a todas un segundo turno, y a esto se le ve
como algo normal. Nos mienten cuando nos dicen que está en la naturaleza de la
mujer el cuidado del hogar.

La socialización de la vida del hogar es necesaria para nuestra
liberación.

5. Nosotras queremos una educación universal y de calidad.

No hay acceso a la educación de calidad para los hijos de
las familias de la clase trabajadora. El trabajo de las maestras es menospreciado
y mal pagado. La educación de calidad se ha convertido en una exclusividad para
la élite, y para la mayoría de las niñas y niños no hay más que una educación
de segunda.

Nos mienten cuando dicen que la mujer no puede ser una
persona plenamente desarrollada. Por ejemplo, dicen que las niñas, por su
naturaleza, no pueden aprender y dominar las ciencias.

Nosotras pensamos que es necesario cambiar radicalmente las
condiciones para que, con independencia de su género y nacionalidad, puedan
redescubrirse todas las riquezas de la cultura humana.

6. Nosotras queremos que el acceso a la salud sea una garantía social, un derecho inalienable de cada persona.

En los últimos treinta años se ha ido perdiendo la idea de
que la salud es un derecho inalienable, y ha ido ganando terreno el lugar de la
salud como un servicio sumamente caro.

Nos mienten cuando nos dicen que los servicios de calidad
son necesariamente caros. En los países donde el acceso a la salud es caro, las
mujeres mueren por abortos mal practicados en la misma proporción que en los
lugares donde el aborto es ilegal. Aún si se dice que los servicios médicos son
gratuitos, los hospitales, las clínicas y las farmacias nos quitan hasta la
camisa. Bajo el capitalismo, las enfermedades cohabitan con la pobreza y el
sufrimiento.

Nosotras creemos que todas y todos tenemos el derecho de acceder
a los servicios de salud y mantener en buen estado nuestro cuerpo.

7. Nosotras queremos que cada persona tenga una vivienda digna.

Cada día, debido a la feminización de la pobreza, cientos de
miles de mujeres en el mundo duermen en las calles. Cada día, la mayoría de las
mujeres pertenecientes a la clase trabajadora tiene miedo de perder su trabajo
y perder el techo que rentan, por el cual pagan la mayor parte de sus ingresos.
El acceso a una vivienda es uno de los principales problemas para la
emancipación de la mujer. Sin acceso a una vivienda costeable y segura, no
podemos estar seguras de tener la oportunidad de criar hijos y proteger
nuestras vidas y nuestra salud de las tiranías domésticas.

Nos mienten cuando nos dicen que las personas sin techo son
gente floja. El capitalismo nos priva a nosotras y nuestros hermanos de
vivienda y trabajo digno cada día. Se nos dice que los pobres son gente irresponsable
y que son culpables de sus propios problemas.

Nosotras pensamos que quienes se apropian de la riqueza
social son gente banal, ladrones que roban hasta el último peso de nuestra mesa.
Cada miembro de la clase trabajadora requiere de condiciones dignas de vida, y
juntas tenemos que luchar para que todas, todos, tengamos un hogar cálido,
cómodo y seguro.

8. Nosotras queremos proteger a todas y a todos de la violencia.

La mayoría de los hombres que son asesinados, mueren en la calle,
la mayoría de las mujeres que son asesinadas, muren en su casa. La violencia
doméstica se ha vuelto norma porque el capitalismo glorifica el “derecho” del
más fuerte. Nos mienten cuando nos dicen que la agresividad forma parte de la
naturaleza del hombre, por lo que las golpizas, los acosos y las violaciones
son responsabilidad de la víctima.

Las mujeres son sujetas a la violencia, incluida la violencia
sexual, en los espacios de trabajo. Esto forma parte de la operación general de
los entornos laborales. Los hombres pertenecientes a la clase trabajadora frecuentemente
actúan bajo la influencia de la ideología dominante, asociándose con sus
congéneres capitalistas, y no apoyan a sus hermanas de clase. La violencia se
vuelve un instrumento de fragmentación de la clase trabajadora. Nosotros
pensamos que esto tiene que terminar.

Nosotras no tendríamos porqué tener miedo a regresar a casa.
No tendríamos porqué temer a nuestros esposos, padres, hermanos, o a cualquier transeúnte
en una calle oscura. Nosotros no tendríamos que temer el que nuestros patrones
se sientan con el derecho de degradar nuestra dignidad. Nosotras no creemos que
los hombres en general sean animales lujuriosos. Nosotras vemos en ellos a
nuestros camaradas.

9. Nosotras queremos derechos reproductivos plenos para la mujer.

En la actualidad, todos los costos del parto y la crianza
son transferidos a nosotras. Desde el momento de la concepción, hay grandes
sacrificios en términos de salud, esfuerzo y dinero para la gestación, y el
estado capitalista se niega a asumir su responsabilidad. La mujer, como madre,
busca que de la crianza surja un persona íntegra y desarrollada, pero el entorno
sólo espera que geste fuerza de trabajo dispuesta a venderse exitosamente. Nos
mienten cuando se plantea la maternidad como un gusto y un capricho de nuestra
naturaleza, o como la garantía de una vejez acompañada y confortable. De hecho,
toda la sociedad requiere de la continuación de nuestra estirpe.

Si no queremos ser madres, somos vistas como egoístas
desvergonzadas. Si nos convertimos en madres, se nos reprocha solicitar apoyo, pues
la crianza se entiende como parte de la responsabilidad individual de la mujer.
Bajo el capitalismo, la maternidad está asociada al sufrimiento y la
abnegación. Al tener hijos, como mujeres nos tenemos que negar a nosotras
mismas, perder nuestras habilidades. Los explotadores usan esta posición
vulnerable de muchas formas. Nosotras pensamos que tenemos derecho a criar a
nuestros hijos en condiciones dignas. Reclamamos el acceso a la educación
sexual, a métodos anticonceptivos de calidad, y acceso a buenos servicios de
ginecoobstetricia. Pero nadie puede forzar la maternidad en nosotras. Requerimos,
además, acceso al aborto seguro y gratuito.

10. Nosotras queremos solidaridad internacional.

La propaganda nacionalista es una poderosa arma en contra de
la unidad de clase entre las mujeres. Una ideología de exclusividad
nacionalista y patrioterismo burgués se ha impuesto entre nosotras.

Nosotras tenemos que  apoyar a cualquier lucha contra la explotación
capitalista, la opresión patriarcal y nacional en cualquier lugar del mundo.

Tenemos los mismos intereses: El antifascismo es un asunto
común, que requiere el esfuerzo de todas y todos.

11. Nosotras queremos la plena emancipación de la mujer.  Sin mujeres libres no habrá socialismo.¡

Traducido del Ruso al Inglés por Greg Butterfield, y del inglés al español por el Grupo Editorial.