Un compañero Maestro

¿Lejos?
Hay un arco tendido
que hace viajar la flecha
de tu voz

¿Alto?
Hay un ala que rema
recta, hacia el sol
De polo a polo a una
secreta información

¿Qué más?
Estar alerta
para el duro remar
y toda el alma abierta
de par en par

Nicolás Guillén

Palabras
para escuchar, ecos de las montañas que resuenan en las calles y en las aulas.

Un
compañero de esos de los que se aprende, de esos de los que se puede conocer
nuestra historia, la de los pueblos que luchan, un siempre certero, agudo y pedagógico
análisis, siempre entusiasmados oídos atentos de escuchar sus palabras, voces
de tiempos de lucha, de palabras de la tierra, del pensamiento
internacionalista, del trabajo concreto en coordenadas y hechos.

Un
investigador que no dudó nunca en dar a conocer la historia desde los pueblos,
desde sus testimonios, sus experiencias en la lucha por la liberación. Que no
dudó nunca en narrar las estrategias del poder y sobre todo de los pueblos, en
la guerra y en la paz, en los símbolos y en las realidades.

Un
investigador que supo combinar la teoría y la práctica, el ejemplo de escribir,
denunciar, compartir, hermanar, desmenuzar las mentiras del poder, erosionar y
socavar las verdades impuestas, contrariar púlpitos y comodidades de academias
desgastadas por superfluas modas, racismos, colonialismos e imperialismos.

Leerlo,
escucharlo, emularlo, compartirlo, es tarea de todas y todos, es un amplio
volumen de páginas de las historias de nuestras naciones, es lectura obligada y
recuerdo presente.

de la
lucha sigue!!!, de viva pueblos !!!, de tierra y libertad!!!

Vaya pues un abrazo a su familia, compañeros, amigos, …y en ese abrazo colectivo mirar sonriendo, trabajar platicando, como siempre hacen nuestros compañeros y compañeras, mirando un posible y real mundo de los trabajadores, de los campesinos, de los estudiantes, de los pueblos.

“El territorio es el marco inicial y más concreto, en que se observa la vinculación de la cultura y la guerra; y sobre todo, el punto de partida para entender el significado de la demanda zapatista, que no fue de parcelas de labor, sino siempre y enfáticamente: tierras, montes y aguas, en una palabra, territorio. Le llamaron también: To tlalticpac-nantzi mihtoa patria, nuestra madrecita tierra, la que se dice patria”.   

Pineda, Gómez Francisco. (1997) La irrupción zapatista. 1911. Colección Problemas de México, Editorial ERA. México.

18 de septiembre
del 2019

Con profunda tristeza recibimos el aviso del fallecimiento
de nuestro compañero Francisco Pineda, maestro, investigador de la historia
verdadera, ejemplo de estudio y trabajo riguroso; pensamiento crítico e
independiente, preocupado por la manera en que la historia oficial de la Revolución
se ha convertido en dispositivo de dominación para que el pueblo de México
recupere la memoria de lucha social de la que es y ha sido siempre sujeto
activo.

Solidario con toda lucha justa, donde quiera que esta fuere. No dudó ni un momento en colaborar comentando nuestro libro Dignificar la Historia I. Las FLN y la Guerra Fría en México (1969-1974).

Las compañeras y compañeros de la Casa de todas y todos lo
recordamos siempre con profundo respeto. Nos sumamos al duelo de su familia,
los acompañamos en su dolor y decimos con el orgullo de haberlo conocido…

Compañero
Francisco Pineda…. ¡presente!…

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Grupo editorial de la Casa de todas y todos




Editorial Septiembre, 2019

Septiembre… Mes de “informe y cuentas claras”??? o Mes de lucha y búsqueda de caminos que conlleven a cambios reales…???

Nos llega septiembre del 2019 por primera vez con un
gobierno que se dice “diferente” como ya otros presidentes en turno a lo largo
de la historia se han presentado.

Anuncia, con bombo y platillo…. Informe de gobierno.
Estemos atentos y como siempre críticos a lo que en ésta ocasión “informe” a la
nación. Nación con miles de ausentes y otros tantos cuerpos sin identificar.
Con estados de la República que destacan no por sus avances académicos, sino
por la cantidad de entierros clandestinos que se han encontrado. País que sigue
esperando una transformación, ni siquiera una 4ª… pues no podemos hablar de que
se haya conquistado una genuina independencia cuando viven nuestros pueblos
asolados por los poderes imperialistas.

El informe presidencial por años (desde la
Constitución de 1824) presente en la historia de nuestro México, a manera de
ritual, un protocolo que ha “evolucionado” o que más bien se ha ido adaptando a
las diferentes situaciones que vive nuestro país.  Que inició siendo casi estilo “monárquico”
donde los presidentes en turno desde Porfirio Díaz, pasando por el traidor
Carranza se “arropaban” no sólo de políticos sino también de empresarios,
jerarcas de la iglesia y dueños de los medios de comunicación.

“Informe” que fue aumentando su contenido en
cuartillas, los informes de Porfirio Díaz eran breves, el de 1910, tenía sólo 3
cuartillas. Madero lo aumentó a 21 páginas y en todos ellos se decía que el
presidente en turno contaba con el apoyo del pueblo quien elegía a sus
representantes con “entera libertad”.

Desde Plutarco Elías Calles les preocupaba a los
políticos convocar a un nuevo pacto social. Urgía poner fin al caudillismo para
pasar a lo institucional y el informe sirvió para eso, junto con otras cosas,
para ungir un país de instituciones, un país “en paz”, listo para la llegada de
los capitales extranjeros a “invertir” en nuestro país, para marcar la
diferencia del nuevo régimen en comparación con el sexenio anterior quienes
fueron los malos, los corruptos, los “malos mexicanos” pues ahora tocaba a un
nuevo gobierno quien corregiría las cosas mal hechas en el sexenio anterior.

Para “orquestar” todo lo anterior, ya en 1982, el
desarrollo de la democracia liberal en México nos trajo las “interpelaciones” y
actos de protesta, dentro y fuera de San Lázaro, prueba de que ya todo era
supuestamente distinto.

El desprestigio de la clase gobernante llevó a cierto “ocaso” en el formato de los Informes, y en el año 2005 fue la última vez que el informe se celebraría en San Lázaro, pues al año siguiente –en el contexto del fraude electoral- las condiciones adversas se veían apabullantes y el gobierno panista prefirió “refugiarse”, “protegerse” y buscar las reformas adecuadas a la Constitución para que ya no sea el presidente quien entregue el informe al congreso sino los secretarios de gobernación; y no sólo eso se establecieron desde entonces sedes “ad hoc” para evitar el “desorden” provocado por el descontrol entre la propia clase política: Auditorio Nacional, Museo de Antropología e Historia, y ahora Palacio Nacional. 

No perdamos de vista el horizonte, por este ardor que
tenemos frente. Mientras el gobierno, y el Estado en su conjunto, responda a
los intereses reales del desarrollo capitalista, los pueblos no hallarán en
esas instituciones los instrumentos de su genuina liberación; a lo más, habrán
paliativos, beneficios de mediano y corto plazo, que pueden resultar
refrescantes en muchos miles de hogares y que pueden causar escozor entre el
sector más reaccionario, rancio y vendido del empresariado y su clase política.
Pero ahí estarán, pendientes, observando el modo de retornar. Y, por otro lado,
no estará distante el sector del  empresariado que quizá ve con buenos ojos, o
es indiferente a las políticas sociales de este nuevo gobierno. Y el gobierno
podrá hablar de grandes transformaciones, de cambios de régimen, pero si su
interés es reposicionar al país en el contexto mundial del capitalismo, para
los pueblos finalmente sólo habrá mayor explotación, continuidad al despojo y
en suma, el fortalecimiento del control imperialista sobre nuestro destino
colectivo.

Y los motivos para organizarse y continuar la lucha,
seguirán ahí, presentes.

Efemérides.

En septiembre recordamos a nuestra compañera Lucha, quien
muere en éste mes; a la compañera Ma. Luisa y el compañero Mario que nacieron
en septiembre y que nos dieron grandes lecciones de humildad, compañerismo.

De nuestro compañero Mario extraemos algunos párrafos de la investigación realizada en los años 80’s, aparecida por primera vez en nuestro periódico Nepantla 13 (1981) “Nada es gratuito en la Historia” y que refleja su firmeza y convicción revolucionaria, su amor y confianza en que nuestro pueblo no se equivoca, que es sabio en su toma de decisiones:

(…)

“Para los que en México queremos hacer la revolución, cumpliendo el imperativo de nuestra generación, es imperativo también conocer la obra política de los atacantes del cuartel Madera.  Esto se vuelve más importante en el momento en que la confusión política provocada por las fuerzas de izquierda, que se han sumado sin pudor al presupuesto oficial y abandonan todos sus proyectos -si es que los tuvieron- de independencia de clase, desviando a las masas de la comprensión de su misión histórica.  Se hace necesario abordar el estudio de la obra política de Gámiz en momentos en que las concepciones de la violencia revolucionaria en nuestro país han sido rebajadas a la simple negación de la teoría científica de la revolución por quienes considerándose herederos políticos de los revolucionarios de Madera, han confundido la actividad político revolucionaria con el simple “echar bala” o con matar a un agente de crucero para obtener un revólver, etc., desconociendo -y negando de hecho- lo fundamental de las concepciones políticas sobre la liberación nacional en nuestro país que sustentaba el profesor Gámiz.

Ni locos, ni suicidas, ni mártires.  Mártires los cristianos que se inmolaban en el circo romano, suicidas los kamikazes japoneses; locos, Hitler y Mussolini.  El revolucionario no es suicida ni ama a la muerte.  El revolucionario aspira a vivir para transformar las condiciones de vida miserable de su pueblo y si para lograrlo es necesario entregar la existencia, gustoso la da para que el pueblo siga viviendo.

El pueblo mexicano en su lucha por el pan y por la tierra, por la solidaridad internacional y por el libro, por la defensa de las libertades políticas ha sido muy generoso en la entrega de mártires sacrificados en el altar del capitalismo.  Jaramillo y su familia fueron asesinados, Román Guerra Montemayor fue asesinado, cientos de obreros y campesinos han sido reprimidos por el estado mexicano.  En todas sus luchas el pueblo siempre estuvo desarmado en tanto que el enemigo de clase siempre estuvo armado y por ende a la ofensiva.

Hasta el 23 de septiembre de 1965 la ofensiva estuvo siempre al lado de los opresores; el pueblo siempre actuaba a la defensiva ofreciendo el pecho a las bayonetas.  A partir de esa fecha supo el estado mexicano que el pueblo ya no estaba más en disposición de servir de silueta de tiro al blanco de los soldados.  Nuevas experiencias guerrilleras surgieron después en todo el país:  Genaro Vázquez y la ACNR, Lucio Cabañas y el Partido de los Pobres; distintas y efímeras organizaciones que nacieron al calor de la represión desatada por el régimen contra los estudiantes en 1968 y el 10 de junio de 1971; hasta culminar con la aparición, vida y ocaso de la LC-23-IX que adoptó ese nombre en pretendido homenaje y continuación de la obra de los revolucionarios de Madera.

El revolucionario caído no necesita de apologías para recordar su memoria.  Sus obras y sus concepciones políticas lo hacen vivir.  Para comprender el quehacer revolucionario de quienes por primera vez en la historia del proletariado mexicano emprendieron el camino de la liberación nacional empleando la violencia revolucionaria armados antes que nada de la teoría científica de la revolución; tenemos obligación de estudiar su pensamiento, sus concepciones sobre la lucha de clases en nuestro país, sobre las relaciones de la situación nacional y la internacional; tenemos que estudiar la crítica despiadada que hicieron de las enmohecidas organizaciones de izquierda a las que premonitoriamente calificaron como propensas a ubicarse en lo que hoy conocemos como “reforma política”, sus planteamientos organizativos y las previsibles maniobras intervencionistas del imperialismo yanqui en nuestro país.

Los textos que ofrecemos fueron escritos por el Profesor Arturo Gámiz García, dirigente de la Guerrilla de Chihuahua, precursora del movimiento revolucionario en nuestro país.  Fueron elaborados en octubre de 1963 y febrero de 1965 durante los “Encuentros en la Sierra” y publicados en forma de “Resoluciones” y “Dictámenes” por Ediciones Línea Revolucionaria, teniendo una circulación clandestina.

El rescate del pensamiento revolucionario del profesor Gámiz no tiene como finalidad relatar la historia.  Su finalidad es aportar un material ideológico de importancia fundamental para la lucha de clases en nuestro país, que nos permita esclarecer la actividad revolucionaria de nuestro pueblo en la tarea que le corresponde a nuestra generación en este fin de siglo;  Construir la historia de la liberación definitiva de nuestro pueblo.”

(…)

Invitamos a leer el artículo completo “Nada es gratuito en la Historia” en el libro “Dignificar la historia” III. Cruce de caminos: Luchas indígenas y las Fuerzas de Liberación Nacional (1977-1983)”,  en la página 80.

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos




Saludo por el 50 aniversario de las FLN por parte del compañero comandante insurgente Germán.

“Quiero ser justo al recordarlos a ellos y a esta generación, a ustedes verdes retoños de nuevas ramas del centenario árbol que nos cobija…felicidades a todos ustedes, mujeres y hombres conscientes…”




Inauguración exposición fotográfica 50 años FLN: Símbolos e Historias.

Se exhibirá vídeo sobre la Declaración de Guerra.




1 de julio 2019 – 230 años

Estas son, las mañanitas, que
cantaba el rey David…

a los jóvenes valientes se las cantamos aquí……

Despierta Xavier despierta……!

Julio sigue siendo el mes de los inicios….

Cuando en Otano inicia el nuevo día, en México anochece.
Para nosotros que no olvidamos, sentimos como propia la lucha de los pueblos
por su liberación.

Ese sentimiento nace del ejemplo de otros más antiguos
en el caso de México, 2 héroes de la Patria que unieron la historia para que
hoy podamos llamarnos hermanos mexicanos. Xavier Mina, Fray Servando y se
cuentan hasta 300 combatientes convocados por ellos para ir a luchar en tierras
lejanas para acabar con el imperialismo, ese que desprecia y encadena, nos
suena tan actual, aunque sea otro.

Estamos sin duda en deuda con el pueblo navarro, somos
hermanos en el amor y en el dolor. Debemos ayudarnos sin buscar obtener
ventajas mezquinas, conocer nuestras historias, respetarnos, ser consecuentes
con lo que se dice y se hace. En fin, hacer todo lo que nos une y nada de lo
que nos separe. Existe una gran cantidad de actividades que debemos procurar
realizar en conjunto hoy navarros y mexicanos. Debemos unirnos primero
utilizando los medios modernos de comunicación y después en vivo, todos
aportaremos los puntos de vista de su entorno y encontraremos nuevas rutas que
constituyan los puentes necesarios para ser felices. Ese sentimiento tan
antiguo y tan actual no debe terminar nunca.

Felicidades hermanos navarros!!!!

Gora Mina!!!!

En julio de 1971 el gobierno de Luis Echeverría se
entera de la existencia de la organización 
Fuerzas de Liberación Nacional. 
En  julio, hace 19 años ya, se
inaugura la entonces “Casa del Dr. Margil”, que fue vandalizada y  hoy reconstruida como  Casa de
Todas y Todos
; y en el julio de hace 6 años se inicia el trabajo de
nuestra “página web”.  Con distintos
trabajos y en distintas épocas, y  ya muy
cerca de completar los primeros 50 años de labores “anti-imperialistas”, el
trabajo continúa, y –como no nos cansamos  nunca de decirlo, no debemos equivocar al identificar
al “enemigo”, es ese mismo que ahora presiona no sólo a nuestro país México,
sino a toda América Latina. Citemos al  Ché quien bien lo dijo en su Mensaje a los
pueblos del mundo a través de la Tricontinental….

“América constituye un conjunto más o
menos homogéneo y en la casi totalidad de su territorio los capitales
monopolistas norteamericanos mantienen una primacía absoluta. Los gobiernos
títeres o, en el mejor de los casos, débiles y medrosos, no pueden imponerse a
las órdenes del amo yanqui.”

En éste Julio recordamos al compañero “Héctor” quien nació en éste mes.  Él y Mateo (Alfredo) supieron defender, con las armas en la mano a su organización, al ser descubiertos por los enemigos del pueblo en la ciudad de Monterrey. No podía ser de otra manera.  Años después Héctor y el compañero Manuel fueron los primeros en llegar a la selva a sembrar la semilla para formar un ejército. Sólo dos compañeros quienes iniciaron ese trabajo, hoy somos miles. Tiempo después “Héctor” con cuatro compañeros más y la compañera “Murcia”, cumpliendo con su labor anti-imperialista, desalojaron a los espías del “Instituto Lingüístico de Verano” de su campamento en la Selva, en la Laguna del Ocotal para ser precisos. Esa es la verdad histórica, la única verdad, no hay otra, aunque se pretenda ocultarla. 

Nuestra organización política no basa su desarrollo en
coyunturas, nacimos defendiendo a nuestro país del imperialismo y eso no ha
cambiado. Se dijo hace 50 años “los
errores son nuestros, la victoria es ya de nuestro pueblo”
.  Felicidades a todos aquellos dispuestos a no
dejarse controlar.

Adelante!!!!

¡Vivir por la patria! o ¡Morir por la libertad!

Recordando a Héctor y a Mateo, transcribimos un
testimonio aparecido en las páginas de nuestro periódico NEPANTLA No. 6  de julio de 1979, denominado “El bautizo de
Fuego”, donde se narran los acontecimientos:

LOS ACONTECIMIENTOS

En la
primavera de ese año se ocupó la casa. Comenzó en seguida a funcionar como
lugar de reunión, bodega y chochera –garage- las armas no se almacenaban ahí,
pues la casa se quedaba sola.

La Ca. Reneé (Murcia), era la única mujer que podía asistir ahí. Lo hacía eventualmente y por lo mismo los escasos vecinos que había no la identificaban como su habitante; sólo veían el número de autos que llegaban y salían.

Era la
clásica casa de colonia de clase media; el terreno tenía 12 metros de frente
por 20 de fondo, únicamente colindaba con otra construcción por su lado
oriente, al fondo, y por el lado poniente había terrenos baldíos; al frente había
un pequeño jardín flanqueado por la cochera que desembocaba en la puerta de
entrada principal a la sala-comedor; a un lado del comedor, la cocina con una
puerta que comunicaba hacia un patio de servicio y una salida lateral a la
cochera y a la calle entre la cocina y el comedor un baño y junto a él 2
recámaras con roperías.

Se procuró conseguir una sala para que llenase el espacio de aquel enorme cuarto de entrada. Los demás cuartos estaban casi vacíos, solo había un catre, una mesa para trabajar, algunos libros, cobijas y ropa para el Co. Mateo (Alfredo) que era quien la ocupaba y eventualmente algún compañero profesional que acompañaba al Co. Pedro en sus viajes a la zona centro del país.

En el mes de junio, llegó el Co. Pedro acompañado por el Co. Pepe (Héctor) quien tenía la misión de aprender a volar para obtener su licencia de piloto aviador, por lo que pasaría varios meses en esa casa. El Co. Pedro pasó unos días ahí, regresó al cuartel general que estaba en Puebla, pues estaba preparando la subida al monte de un primer grupo de compañeras y compañeros ya que en ese mes de julio se produjeron las primeras incorporaciones femeninas a nuestras filas profesionales.

El
desarrollo de nuestra organización era acelerado en aquellos días y por lo
mismo exigía aprovechar al máximo la obtención de recursos por vías legales.
Cuando nuestra heroica Ca. Soledad se integró como militante profesional,
propuso obtener una dote que un tío rico le había prometido para cuando se
casara, por lo que se montó una bien orquestada trama que culminó con su
“casamiento” con un Co. nuestro, emprendiendo después del “casamiento” la
graciosa huida con la dote de por medio.

A mediados de julio llegó a Monterrey el Co. Pedro en compañía del Co. Elí, que le servía de chofer, ya que él no sabía conducir. El día 19 de julio, nuestro Co. Pedro estaba en compañía de sus hijos y esposa esperando al Co. Mateo (Alfredo) quien debía pasar a recogerlo a las 19:30 hrs. Ahí estaba yo acompañando a una Cra. urbana que había ido a entrevistarse con otro compañero responsable. Al no llegar el compañero Mateo a la hora indicada, comenzó la natural preocupación ya que era sumamente puntual, además de que había teléfono para avisar si la causa de su retraso fuera por motivos fortuitos.

A las 20:00 hrs. el Cro. Pedro me dijo: “lleva a la compañera a su casa; aprovecha para observar por fuera la casa de Mateo y me avisas si ves algo raro”. Nos despedimos y me encaminé a la colonia Lindavista, que era donde se encontraba la casa de seguridad.  “Aproveché” el tiempo para presumir con la compañera de mis dotes de “agente 007” parodiando las frases que utilizan las series de televisión. Recuerdo que instantes antes de llegar a la esquina para dar vuelta, ya que a 30 metros de ahí se encontraba la casa, iba yo diciendo: “cuando hay una labor complicada generalmente recurren a mi, o a alguien como yo; mi nombre es John Drake”. Mal acababa de pronunciar esas palabras cuando distinguí la casa; estaba con las luces encendidas y los dos autos pertenecientes a nuestra organización estacionados, uno en la calle y el otro dentro de la cochera. Todo parecía normal, avancé unos 15 metros más y se me helaron las palabras en los labios; a 15 metros había un sujeto de complexión robusta, tirado a media calle retorciéndose en el suelo con una pistola revolver calibre .38 de cañón corto en la mano derecha. Para mí ya no había duda de lo que pasaba; tenía 15 metros y un auto a una velocidad de 40 Km. por hora para tomar una decisión; o atropellaba a aquel esbirro y sacaba mi pistola para entrar a la casa, o pasaba sin detenerme para avisar al Co. Pedro; tomé ésta última determinación. Avancé unos 50 metros y me detuve junto a una señora que nerviosa se asomaba a la calle a quien le dije sorprendido: “oiga, señora, ahí a media calle hay un hombre tirado, parece que lo atropellaron”. Ella me respondió impresionada: “no está atropellado, se oyeron muchos balazos”. Ya no había duda alguna; tenía que cumplir con mi misión: avisar al Co. Pedro y ponerlo a salvo. Enfilé a toda velocidad a mi casa donde tenía teléfono y llegué en tiempo record. Segundos después de mí entraron los Co. Mateo (Alfredo) y Pepe (Héctor) sentí un gran alivio; acababa de avisar en clave al Co. Pedro que saliera del lugar donde estaba y camina hacia otro sitio. También avisé al Co. colaborador que nos rentaba la casa para que actuara en consecuencia a lo acontecido. En medio del nerviosismo general proporcioné ropa a los compañeros y me dirigí a recoger a nuestro Co. responsable que esperaba tranquilo en la esquina señalada con un maletín pequeño en la mano.

Ya con más calma el Co. Mateo (Alfredo) nos platicó lo acontecido: a eso de las 18:00 tres tipos habían tocado a la puerta. Del se asomó sin ser visto y alentó al Co. Pepe (Héctor) quien empuñó una carabina M-1 y se parapetó detrás de una puerta donde cubría la entrada en caso de que pretendiesen entrar por la fuerza.  El Co. Mateo (Alfredo) sacó su pistola calibre .45 y se la colocó en la bolsa trasera del pantalón para que no le hiciese bulto en la cintura, entreabrió la puerta y preguntó que deseaban a los sujetos identificándose éstos como agentes federales y que tenían éstos la denuncia de que ahí se hacían movimiento raros y presumiblemente se traficaba con drogas, pidieron que los dejasen entrar a revisar o que, repartiesen la droga en caso de llegar a un acuerdo ahí mismo, o que los acompañaran al ministerio público a declarar. Traían un acta donde aparecían todas las placas de los vehículos que llegaban a esa casa, por lo que todos nuestros autos estaban “quemados”. La decisión del Co. Mateo (Alfredo) fue la más acertada: ganar tiempo para que obscureciera e intentar la salida atacando a los esbirros por sorpresa; todo esto antes de que el Co. Pedro mandase a alguien a investigar por el retraso.

Ahí mismo el compañero Mateo (Alfredo) se identificó con los policías también como policía; los hizo que confiaran y los cebó con repartir el botín, lo cual tenían que consultar con su jefe, un esbirro que acompañado de otros esperaba tranquilamente en su vehículo. Así comentaron tres horas de regateo, los esbirros le preguntaban con qué mafia de traficantes trabajaba él, pues era fácil comunicarse con ellos, para llegar a un arreglo. Se manejaron cifras estratosféricas de millones de pesos en drogas y se hacían recesos para consultar a sus “jefes”, lo que aprovecharon los compañeros para planear su salida. Revisaron la parte posterior de la casa y ahí había un esbirro cuidando, otro por un costado de la casa y tres al frente, uno de ellos exactamente frente a la cochera. Nuestros compañeros prepararon las armas. Lo apremiante de la situación no impidió a Mateo (Alfredo) ni Pepe (Hector) despedirse fraternalmente por si ya no se volvían a ver, y a las 21:00 salieron por el frente. El esbirro que cuidaba la salida levantó su arma pero fue puesto fuera de combate por tres disparos del compañero Mateo (Alfredo). Ambos compañeros corrieron para cruzar la calle resbalándose Mateo por la prisa, pero el resto de los esbirros ya no querían saber nada. ¡Necesitaban refuerzos! y ya no lo siguieron, se limitaron a pedir ayuda acudiendo un centenar de policías de todas las que padecemos intimando a rendirse a una casa vacía y después prácticamente la incendiaron pues lanzaron granadas.

Entre
tanto, nuestros camaradas habían llegado a una calle situada atrás de la casa
cruzando un terreno baldío. Y ya en la calle, el Co. Mateo con sus habituales
buenos modos (pero con su arma en la mano), pidió a un automovilista que por
favor les permitiera usar su auto, a lo que el aterrorizado conductor accedió
sobresaltado por un disparo que el compañero lanzó al aire.

Nosotros teníamos que aprovechar las horas de la noche para cambiar el armamento del escondite en que se encontraba y guardar los vehículos “quemados” para no ser localizados. Avisamos a la Cra. Reneé (Murcia) y al compañero Elí para reunirnos en un terreno que habíamos acondicionado como refugio para utilizarlo en situaciones como la que estábamos pasando.

El Co.
Pedro avisó telefónicamente al Co. Salvador lo que había sucedido y le ordenó
viniese a recogernos; pero el domicilio a donde fueron el Co. Salvador y el Co.
Jesús la noche siguiente para localizarnos estaba también vigilado habiendo
casi un nuevo enfrentamiento produciéndose la persecución de ambos compañeros
por las calles de la ciudad. Pero afortunadamente habían recibido el mensaje
para que se marcharan.

A la
tercera noche cambiamos las placas de los vehículos que teníamos y salimos a
las dos de la mañana con las armas largas y unas 10,000 balas rumbo al centro
del país. El viaje se efectuó sin novedad, contrastando la serenidad y
criterios de nuestros compañeros Pedro, Mateo y Pepe pues para entonces nuestros
nervios estaban agotados.

Los días que siguieron a los acontecimientos del 19 de julio fueron la intimidación y terror para los familiares de los compañeros identificados; el Co. colaborador que había rentado la casa arregló papeles para justificar la renta de su casa a una mujer “X”, pero sobre estimando su habilidad salió de la ciudad para arreglar asuntos pendientes que tenía en Nanchital, Ver., dejando a su secretaria en la oficina. La policía presionó a ésta pobre muchacha hasta que confesó que el licenciado le había rentado la casa a uno de nosotros y no a la supuesta mujer. La policía lo aprehendió en Veracruz y lo condujeron a la ciudad de México en donde el jefe de la Dirección Federal de Seguridad le dijo : “no vamos a batallar mucho” y le puso una pistola en la sien; ahí mismo, se declaró culpable.

Estuvo
preso unos meses, pero recuperó su libertad condicional baja fianza al
convencer al juez de su mínima participación (y alguna, no tan mínima,
gratificación).

El balance de los acontecimientos los hizo la propia dirección de las F.L.N. en aquel mismo mes, en comunicado emitido al respecto. Con la incorporación de nuevos compañeros en las filas de cuadros profesionales se cumplió la meta señalada a fines de ese año, se reinstalaron todas las casas de seguridad que se habían dejado en distintas ciudades del país. Se había sabido proceder acertadamente en aquella primera prueba de fuego: Se había logrado convertir la pérdida en victoria.




Transmisión en vivo del converatorio “Vigencia de la lucha antiimperialista: 230 años de Xavier Mina”

Intercambio de visiones entre historiador e historiadora del País Vasco y México, pueblos hermanos.

vigencia de la lucha antiimperialista: 230 años de Xavier Mina

Conversatorio México y el País Vasco

Posted by Casa de Todas y Todos on Sunday, June 30, 2019




Junio 2019, entre mayo y abril.

Editorial

Los
mexicanos estamos viviendo una etapa triste en nuestra historia, consiste en  una situación de guerra no declarada en contra
de nuestro pueblo, con un terrible y creciente saldo de muertos, heridos y desaparecidos.
Es una realidad trágica encontrar tumbas colectivas que las autoridades
pretendan solo achacar a bandas de delincuentes organizados.

Quienes
vemos en la historia el método científico para obtener respuestas a los
problemas sociales sabemos que la violencia, el caos, el miedo y la muerte son consubstanciales
al sistema imperialista, y que no existe un capitalismo con rostro humano.

Nosotros
entendemos que mientras el imperialismo exista los pueblos resistirán, y que
harán hasta lo imposible para impedir que aplaste a los pueblos.  En el actual sistema  mundial denominado neoliberalismo (el imperio
en su etapa postmoderna) administra la crisis y el caos, crea acciones y
narrativas de terror y miedo que operan impunemente tales como el narcotráfico,
la trata de personas, el saqueo de los recursos naturales, el control de
salarios siempre mal pagados, aranceles injustos del libre comercio, y toda esa
gama de cadenas de sujeción a las que nos atan. Y este es el caso de México de
hoy.

Pero como
en toda guerra, es necesario entenderla. Debemos primero buscar el objetivo o
fin de ella. Para los imperialistas el objetivo estratégico de la guerra será
siempre imponer su voluntad a al enemigo, es decir superarlo en número y en
armas dentro de un espacio determinado, denominado campo de batalla.  En cambio las guerras que los pueblos
emprenden, obligados por las circunstancias, para liberarse de algún extraño enemigo, el objetivo será
siempre la continuidad de la política por otros medios, la lucha político-militar,
que el pueblo entiende, y apoya o respalda, aun cuando los insurgentes sean superados
en armamentos o tecnología. De ahí precisamente surge la consigna que abraza
esta resistencia popular, “el pueblo unido jamás será vencido”, y que con el
paso del tiempo y la historia se convierte en algo real.

Para
entender mejor la dicotomía histórica de la guerra en que estamos envueltos
veamos  dos fechas emblemáticas, el mayo
8 de 1945 cuando la Alemania Nazi se rindió ante su fracaso militar, y el 30 de
abril de 1975 cuando cayó Saigón, Vietnam,  entonces en poder de los Estados Unidos ante la
ofensiva del ejército popular, que los derrotó poniendo en práctica una línea
política correcta; dos ejemplos paradigmáticos, y así podríamos encontrar
muchos otros en la historia de los pueblos.

Aclarado
el objeto de la guerra y la política en favor del pueblo, debemos analizar las
medidas tomadas por nuestro gobierno mexicano, que un día dice que la política
es la solución a la violencia y al otro nombra a militares para que pacifiquen
al país, aumentándoles sus sueldos, y prestaciones, tratando de convencernos
que ellos son un grupo de jóvenes “scouts”, incapaces de alguna maldad, e
interesados solo en mejorar nuestras policías.

Pero
nosotros no olvidamos, hace 50 años, los pueblos del mundo vieron que los
jóvenes se manifestaron en contra del imperialismo, el militarismo y la guerra.
En mayo del 68 una onda expansiva recorrió el mundo con diversos resultados, y México
no fue la excepción, mujeres y hombres jóvenes se decidieron a luchar. Ellas y
ellos no tenían más que perder que las cadenas aun hoy existen.

Hay mucho
por hacer todavía, las cosas parecen que cambian,  pero no cambian, todo se vuelve grisáceo, la
mentira se propaga, sin embargo no podemos equivocarnos sobre quiénes y cuáles
son los enemigos de nuestro pueblo. Siempre hemos dicho eso, y con el ejemplo
de nuestros compañeros que hoy recordamos en este mes de junio, reafirmamos
nuestro compromiso antimperialista 
enarbolado desde la guerra de independencia de….

“¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!”

Efemérides

En Junio
se encuentra la fecha que ¡NO SE OLVIDA!, el día 10, Jueves de Corpus de 1971, donde
ya hace 48 años estudiantes que se manifestaban en las calles de la Ciudad de
México fueron asesinados. Una manifestación pacífica donde los participantes no
llevaban armas, no llevaban palos, simplemente se manifestaban por la ¡democratización
de la enseñanza!, ¡apoyo a la Uni de Nuevo León! -pues querían arrebatarle  su Autonomía-, ¡NO! al remedo de democracia
que ofrecía Echeverría; ¡apoyo a la política sindical de los obreros!; entre
otra serie de demandas. Demostrado así que no quedaba de otra… aparecieron en
nuestro país, en varios estados,  diferentes organizaciones revolucionarias,
entre ellas, las FLN que para agosto de éste 2019  cumple 50 años.

Recordamos
a nuestros compañeros Manolo y Ruth nacidos en el mes de junio. Ella, nacida en
Campeche, y que en éste junio cumpliría 62 años, cuando fue asesinada tenía 25
años. Ella escribió para el periódico Nepantla
8 del 27 de octubre de 1979
,  un
artículo que tituló: “El Monte: Escuela para el hombre nuevo”. Se trata de su
experiencia en el monte, es un artículo histórico, no una guía para la acción,
nótese por el título, que la igualdad por el machismo de la época aun
determinaba la separación de trabajos por el género, podría haber titulado su
artículo “El Monte: Escuela para la mujer 
y el hombre nuevo”.  Aquí el
artículo histórico….

El Monte: Escuela para el hombre nuevo

por Ruth

En el
campo la lucha de clases asume caracteres más violentos que en las ciudades.
Las condiciones de vida de los pobres del campo son increíblemente espantosas.
No existen los paliativos ni los medios de enajenación de las grandes ciudades.
La población rural sufre más cruentamente el hambre, la explotación, las
enfermedades. En el momento en que se prenda la chispa revolucionaria,
planteándosele a este sector la alternativa libertaria no vacilará en tomar las
armas para luchar contra quien lo somete.

El
iniciar la guerra en un ambiente hostil para cualquier ser humano, en una zona
de difícil acceso en terrenos montañosos, intransitables, presenta a las
fuerzas revolucionarias la oportunidad de combatir de igual a igual a un
enemigo superior en número y armamento.

Con razón
Fidel en la Segunda Declaración de la Habana señala:

“Los
ejércitos, estructurados y equipados para la guerra convencional, que son la
fuerza en que se sustenta el poder de las clases explotadoras, cuando tienen
que enfrentarse a la lucha irregular de los campesinos en el escenario natural
de éstos, resultan absolutamente impotentes; pierden diez hombres por cada
combatiente revolucionario que cae, y la desmoralización cunde rápidamente en
ellos al tener que enfrentarse a un enemigo invisible e invencible que no les
ofrece ocasión de lucir sus tácticas de academia y sus fanfarrias de guerra de
las que tanto alarde hacen para reprimir a los obreros y a los estudiantes en
las ciudades”.

EN LAS CASAS

Desde muy temprano y durante varios días
trabajamos sobre los materiales adquiridos o comprados por los compañeros
militantes urbanos y que habían sido traídos a la casa. Próximamente
“subiríamos” a hacer algunas prácticas militares, según nos informaron
oficialmente semanas antes. Fabricamos mochilas, botas, fundas para pistola;
empacamos en bolsas de plástico debidamente selladas alimentos (algunos como el
“chocoproto”, elaborados por nosotros), medicinas, balas, etc.

EL VIAJE

Emprendimos
el viaje hacia la selva en la fecha señalada con los equipos ya listos. Primero
realizamos un largo viaje por carretera; al día siguiente, en la tarde, durante
varias horas viajamos sobre una carretera de terracería, acercándonos cada vez
más al lugar de la cita. Esta cita era con los compañeros que se habían
internado en el monte una semana antes. Previamente un compañero con una
cobertura “legal”, había entrado a verificar que no hubiera soldados, los que
en ciertas circunstancias revisan a todo el que entra y sale de la selva. Los
indígenas de la región casi no caminan de noche por el monte por temor a ser
mordidos por la nauyaca (víbora venenosa); de día pueden verla, no así en la
oscuridad. Es por esto que la cita en el lugar de reunión con los compañeros se
efectuaría a las 22:00 hrs., de este modo los indígenas no se darían cuenta de
que “el guerrillas lo anda” en la
selva.

Hicimos
un alto en el camino y nos cambiamos la ropa, los zapatos por botas, guardamos
en los bolsillos de la camisa (deliberadamente grandes para que cupieran muchas
cosas) navaja, brújula, paliacate, silbato, encendedor; en sus respectivas
fundas guardamos las armas y cargadores personales, después las colgamos en la
cintura. Aparte de estos indispensables objetos, se procura traer siempre como
equipo personal: reloj, lámpara de mano, cantimplora, machete, arma personal,
regularmente un arma larga, antiviperino que en caso de mordedura de víbora
deberá aplicarse inmediatamente (siempre que se encuentra una serpiente no se
averigua si es venenosa o no, si morderá o no, se le mata de cualquier manera.
No hay que usar el machete, es decir no se le degüella porque la cabeza puede
saltar y morder. Procúrese entonces una vara larga y verde –porque si está seca
se rompe- y se le golpea lo más cerca de la cabeza; con esto se le secciona la
médula espinal impidiéndole cualquier movimiento). Entre los objetos que se
procuran traer a mano están también: bolsas de plástico (para hacer fuego si se
hace de noche o para meter piezas de cacería pequeña sin que le llegue la
mosca), tela adhesiva (para ampollas), un cordón para amarrar piezas de cacería
grandes. Se evitan los objetos estorbosos e inútiles. El “guerrillero lleva su
casa a cuestas”. Se procura llevar la mayor comodidad posible a un medio que no
brinda ninguna. Los materiales se buscan lo más ligero posible, evitando el
peso excesivo, pues éste se “multiplica” en el transcurso de una caminata.

Emprendimos
el camino nuevamente, pero para sorpresa nuestra más adelante a todo lo ancho
de la brecha se encontraba un árbol caído impidiéndonos continuar. Resignados,
nos disponíamos a continuar a pie; lo que ocasionaría llegar tarde a la cita. De
pronto aparecieron dos figuras salidas del monte. Eran los compañeros, que por
suerte se habían enterado por medio de un rociador antipalúdico, que debido a
la roza y quema del monte, practicada por los habitantes de la zona con fines
agrícolas, un árbol había caído en medio del camino. Después de los respectivos
saludos y despedida del compañero que nos vino a dejar, emprendimos el camino
rumbo al campamento. Paramos en un arroyito a descansar y tomar agua. Una
compañera sintió una pequeña molestia en el talón, se quitó la bota y la
calceta apareciendo debajo una enorme ampolla que le taparon con gruesas tiras
de cinta adhesiva, quedando la ampolla protegida, ¡y a caminar nuevamente!
Llegó el momento de dejar la brecha e internarnos en el monte. El responsable
indicó a la “tropa nueva” que caminara levantando un poco los pies (como lo
hacen los habitantes de la zona, a fin de no tropezar) y apuntar la luz de la
lámpara hacia abajo. Al llegar al campamento nuestras hamacas estaban ya
colgadas en sus respectivos lugares; inmediatamente nos lanzamos sobre ellas,
estábamos un poco cansados por la caminata.

EL
CAMPAMENTO

Muy
temprano despertamos; los recién llegados nos encontrábamos cubiertos de
ronchas, sobre todo en las manos. Al dormir no debe dejarse al descubierto ninguna
parte del cuerpo, si es que no se quiere ser “comido” por los mosquitos. Los
compañeros que tenían tiempo en el monte estaban prácticamente inmunizados, por
lo que no les ocasionaban mayores molestias los piquetes, incluso no se
enroncharon. Iniciamos las labores matutinas: uno acarrea agua, otro en la
intendencia enciende la hoguera que es todo un ritual: primero se limpia el
terreno, se juntan ramas delgadas y hojarasca, sobre ellas se derrite una bolsa
de plástico con ayuda del encendedor. El plástico mantiene un fuego permanente
y sirve para incendiar las ramas y la hojarasca. Para acelerar la formación de
la fogata se abanica de preferencia con plumas de ave de monte, al principio
suavemente para no apagarla. Ya que existe un fuego más vivo se abanica más fuerte
y se acercan ramas y troncos de mayor tamaño. Los troncos no se ponen
empalmados, sino separados, como una tienda de indio norteamericano a fin de
que circule el aire en medio de ellos.

Con la
luz del día observamos la exuberante vegetación, lo majestuoso de los árboles y
¡la altura!, sólo en algunas partes los rayos de sol pegan con fuerza. Basta
caminar 10 metros para perder de vista el campamento. Se escuchaba el agua que
corría en un río cercano. El campamento era un pedazo de selva que los
compañeros habían “limpiado”; esto quiere decir, cortado toda rama o árbol que
estorbara.

Las
hamacas colgaban de dos árboles y sobre cada una de ellas había unos plásticos
lo suficientemente grandes para cubrir la hamaca. De sus cuatro costados se
ataban hilos de nylon, y uno a todo lo largo, en medio del plástico, a manera
de parteaguas; así, el hilo divide el plástico en dos quedando éste como casa
de campaña. Abajo del plástico y la hamaca estaban las “mochileras” hechas de
palos (atados o sueltos) juntos unos con otros donde se depositaban mochilas,
lámparas, etc., para que en caso de lluvia los equipos no se mojaran. El arma
larga y el machete colgaban de una horqueta clavada en el suelo. De un árbol a
otro había una antena que bajaba a un pequeño radio portátil de onda corta. Por
las tardes escuchábamos las noticias de Radio Habana. De un palo atravesado en
forma horizontal sobre unas horquetas, colgaban costales con alimentos para
evitar que se los comiera el tlacuache (zarigüella). También por las hormigas,
cucarachas, etc. Todos los “muebles” están hechos con palos y bejucos. En la
cocina; sobre la mesa, los platos, las cucharas,  la olla y la tetera; todo a un lado de la
fogata para evitar las moscas, pues el humo y el calor las ahuyenta.

Debido a
que los compañeros no corrían con suerte como cazadores, desayunamos
chocoproto, carne seca, frijol en polvo. Actualmente hay oportunidad de comer
dos veces al día. En ocasiones, cuando existe escasez de alimentos y cacería,
se come sólo una vez al día. Pero estamos conscientes que llegarán momentos más
difíciles en que no se probará bocado en días debido al acoso constante del
enemigo. El guerrillero debe “ser sufrido
hasta un grado extremo (,,,) para sobrellevar las privaciones de alimentos, de
agua…”
(Che)

La
responsable de sanidad procedió a curar la ampolla producida por las botas
nuevas. Lavó con jabón y puso encima una gasa. Siempre es preferible dejar la
herida al aire libre, pero resultaba contraproducente por las moscas y
mosquitos circundantes. Esta ampolla se iba haciendo más profunda conforme la
compañera caminaba, evitando así que cicatrizara; por este motivo el
responsable decidió recluirla por algún tiempo en el hospital-hamaca, porque
además, amenazaba con infectarse. En el monte cualquier herida es más propensa
de infectarse que en la ciudad. Tarda más en curar por las condiciones de
higiene prevalecientes: las moscas, la tierra, la falta de un aseo cotidiano.
El responsable de sanidad es parte indispensable de la guerrilla, la vida de
los exploradores está llena de accidentes, enfermedades y en la guerra será el
que salve vidas de combatientes, extirpe balas y brinde apoyo moral a los
enfermos.

Después
de un suculento desayuno emprendimos la caminata hacia un lugar cercano, donde
pudiéramos efectuar algunas prácticas de tiro. A pocos metros empezamos a sudar
mojando las camisas: los compañeros frecuentemente estaban cubiertos por una
nube de sayules (abejas silvestres) que se dedicaban a chupar el sudor de la
ropa. Caminábamos por un camino real abandonado, en fila india. Cuando se
camina por una picada (camino abierto con machete) se debe seguir cada rama
tocada por el machete. Es muy fácil perderse estando fuera de la picada. Unos
días antes un compañero se había perdido; al ver una manada de monos salió del
camino con el fin de perseguirlos, pero no tuvo la previsión de usar la brújula
o dejar una señal. Después de cazar un mono ya no encontró el camino de
regreso. La desesperación hizo que caminara en círculos. Al verse
definitivamente perdido disparó su pistola al aire. Al oírlo los demás
dispararon también en respuesta. Como ya estaba obscureciendo, prendió una
pequeña fogata, asó un pedazo de carne de mono para comer y se durmió en la
raíz de un árbol. Al otro día encontró el camino y a los compañeros que habían
salido a buscarlo.

LA
PRÁCTICA

(se
omite la narración de la práctica por ser un tema militar)

DE
REGRESO

Llegó el momento de despedirnos del monte y
regresar a la ciudad. Muy temprano levantamos el campamento. Quitamos hamacas,
plásticos, acomodamos todo en las mochilas. Algunas cosas se enterraron o
escondieron en algún lugar de la selva. Los escondrijos se utilizan con
frecuencia para guardar comida, armas, medicinas. Son necesarios estos
entierros en el caso de que se dificulte la cacería o que por alguna razón no
pueda ser abastecida la guerrilla desde afuera.

El abastecimiento es indispensable para la
sobrevivencia de la guerrilla. Se logran transportar equipos y alimentos en una
forma camuflada en la etapa exploratoria; pero más adelante, cuando las
hostilidades se inicien, la vigilancia del enemigo será mayor; entonces estos
transportes de abastecimientos serán fácilmente localizables y distribuibles
corriendo grave peligro la gente que haga el transporte. Es entonces que el
guerrillero necesitará el apoyo de la población campesina, que sea ella quien
provea a la guerrilla con el fruto de sus siembras, animales domésticos,
incluso comida comprada en las tiendas y en una etapa más avanzada pueden
existir siembras “donde los campesinos
trabajen en beneficio del ejército guerrillero”
(Che). También será
necesaria la organización de una línea de abastecimiento desde zonas más
lejanas en base al apoyo campesino; en que se proporcionará al núcleo armado,
equipos y materiales que no brinda el campo, como son hilos para hacer hamacas,
lona para mochilas, plásticos, medicinas, etc.

Recogimos todo, la orden era no dejar
huella de que ahí había vivido alguien. Tiramos los troncos con que se habían
hecho los muebles, recogimos las cenizas de la fogata y les echamos tierra
encima, enterramos las latas  vacías. No
debía quedar ni un papelito, nada.

Un día antes de partir fuimos al río a
tomar un baño, que sentaba muy bien después de algunos días sin aseo. El río es
limpio y cristalino; lleva una fuerte corriente, lo que impide permanecer en él
sin tomarse de alguna rama o piedra, por eso nos bañamos en la orilla; los
paliacates sirven de toallas. Siempre que hay oportunidad y jabón, el que lo
desea se baña y lava su ropa. Esto último resulta muy necesario, sobre todo
después de mucho tiempo, pues la ropa guarda la tierra, lo que provoca
rozaduras sobre el cuerpo. Cuando hay otra muda de ropa  limpia, se utiliza, sino, usamos la misma.

El aseo del cuerpo no se efectúa con
regularidad debido a que no alcanza el tiempo, las necesidades de trabajo del
grupo son muchas.

Las condiciones de higiene del monte son
distintas a las de la ciudad. En ocasiones no hay agua corriente; los trastos
no se lavan con jabón. Aunque los excrementos se entierran, los animales que
pululan por ahí no lo hacen y las moscas, que existen en una gran variedad,
contaminan los alimentos. Todo esto ocasiona fuertes diarreas. Otra de las
causas de las diarreas es el cambio de régimen alimenticio de la ciudad al
monte, muy distinto, como hemos visto. El agua no se hierve (sólo se hierve
cuando es agua estancada), se toma de río o laguna. El organismo tiene defensas
para los bichos de su medio, en la sierra se encuentra con otros distintos. Con
el tiempo, una vez acostumbrado el organismo a este nuevo ambiente, las
diarreas desaparecen.

Son variadas las enfermedades a las que
está expuesto el explorador en este ambiente salvaje. Muchas de ellas pueden
ser prevenidas con medicamentos. Existen otras en que es muy difícil conseguir
la medicina, como es el caso de la leishmaniasis o úlcera del chiclero (llamada
en Nicaragua úlcera del guerrillero, los sandinistas la padecieron). A dos
compañeros les dio esta enfermedad. Surge de un piquete de mosco;  se presenta en un principio como una
espinilla que después va haciendo un hueco (una úlcera) cada vez más grande.
Las úlceras no son dolorosas y se curan al cabo de un año dejando cicatrices.
Sin embargo, si no se aplica un tratamiento oportuno y eficaz destruye el
tejido cartilaginoso y óseo de la nariz o las orejas sufriendo el rostro una
horrible desfiguración. Afortunadamente para los compañeros nada de esto
ocurrió pues fueron curados a tiempo.

Existe otro mosco, distinto al de la
leishmaniasis, que es vector de una larva que se introduce en la piel. La larva
va creciendo poco a poco, hasta convertirse en un gusano. El movimiento de su
cuerpo produce dolor donde se haya introducido. Por fuera sólo se ve una
pequeña roncha con un agujerito que le sirve para respirar; a veces se ve al
asqueroso gusano que sólo se asoma para respirar. Con el tiempo el gusano sale
de su escondrijo y se convierte en mosca. Dos compañeros tenían este parásito.
Uno en el brazo y el otro en la oreja. Los habitantes de la zona cubren el
lugar de la roncha con una hoja de tabaco; el gusano muere asfixiado, a la vez,
que la nicotina lo intoxica. Vimos que por ningún medio científico salía el
bicho; triunfó la medicina de la selva, se asfixió el animal poniendo un
plástico en la región de la roncha. Sin embargo, el parásito que se encontraba
en la oreja no podíamos asfixiarlo, porque estaba en una región muy difícil de
cubrir. Nos sentíamos tan mal, tanto la compañera que traía el gusano como los
demás, que le aplicamos cera, Duco, Resistol, tratando de taparlo, pero el
animal hacía un agujero nuevamente para respirar. Al fin, un día que asomó la
trompa, el responsable de sanidad lo tomó con unas pinzas y lo extrajo. La
gente conoce este gusano como “colmoyote”.

Unos cuantos días no son suficientes para
conocerle al monte sus secretos. Sin embargo, si podemos concluir con algunas
observaciones, como por ejemplo: la importancia que tiene el trabajo urbano,
tanto profesional como civil; la dedicación y cuidado que requieren de nosotros
los trabajos manuales que realizamos día a día, tanto en el aspecto de nuestra
formación proletaria, como en la necesidad que tiene la guerrilla de que los
equipos estén perfectamente bien fabricados o empacados, etc. Todos los objetos
adquieren en el monte un valor inapreciable, desde una aguja hasta las armas,
que al romperse o extraviarse por descuido, son imposibles de reponer a corto
plazo. Todo fuera como “ir al ‘super’ a
comprarlos”.

La
jornada montuna nos ha puesto a pensar en la necesidad de prepararnos en el
terreno de la teoría científica de la revolución, que nos conduzca a
desarrollar eficazmente nuestras actividades prácticas. Una condición física
buena es importante en un ambiente tan adverso, pero lo predominante deben ser
las virtudes guerrilleras: voluntad, tenacidad, paciencia, en una palabra: alta
moral revolucionaria.

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos




Carta Pública número 3 al C. Presidente Andrés Manuel López Obrador

entregada el día 31 de mayo del 2019, a las 08:50
hrs.

Recibimos la presente carta, misma que reproducimos en forma íntegra

Apodaca, N.L., 20 de mayo del 2019

C.
Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos,

 Andrés Manuel López Obrador,

P  r 
e  s  e n 
t  e  ,

Recibí con sorpresa y decepción su respuesta de fecha
25 de febrero del 2019 a la petición de las Fuerzas de Liberación Nacional
(FLN) entregada a usted en Palacio Nacional el 2 de diciembre del 2018 sobre el
retiro de tropas, unidades y campamentos militares de comunidades indígenas y
campesinas desplegadas en Chiapas y el resto del territorio mexicano como lo
ordena nuestra carta magna. No quedaba ninguna duda de nuestra parte de que
esta era y es una demanda de carácter político compartida por la gran mayoría
de los habitantes de dichas comunidades.

La respuesta a nuestra petición política de carácter
ciudadano es contestada solo por militares, sus subalternos para ser precisos,
el Subjefe de Inteligencia Militar del Estado Mayor de la Defensa Nacional, el
titular de la Unidad de Transparencia y jefe de la Oficina de Atención
Ciudadana de la Secretaría de la Defensa Nacional y el Director General de
Archivo e Historia de la Defensa Nacional, cuyos argumentos militares rayan en
lo violatorio a la ley civil y continúan promoviendo la fallida, pero muy común
narrativa de criminalizar a las víctimas, en éste caso, a las comunidades
indígenas, pueblos originarios y pueblos campesinos.

Más aun, ésta respuesta militar a un asunto político
contradice el muy propagado espíritu de su gobierno de que son civiles, no
militares, quienes dirigen a nuestra nación. Estos Generales de las fuerzas
armadas no pueden ni deben dar respuesta a la petición hecha a usted y que sólo
corresponde a usted decidir.  Por tanto
reformulo nuestra petición una vez más 
de la siguiente manera:

En el año de 1995 las comunidades aledañas a la laguna
de Miramar en Chiapas fueron despojadas por instrucciones del Presidente en
turno, de sus terrenos ancestrales para instalar un enorme cuartel con
aeropuerto que ahora se conoce como  el
cuartel San Quintín. El costo de construcción y su mantenimiento actual usted
debe conocerlo, que además de oneroso es inútil.

Los daños ocasionados a dichas comunidades son
evidentes y del dominio público,  puede
constatarlo a través de sus institutos gubernamentales de derechos humanos,
para eso fueron creados.

La petición concreta a usted, jefe nato del ejército y
único con la capacidad legal para hacerlo, consiste en que  retire a sus tropas del cuartel de San
Quintín y se entregue a los indígenas, para que ahí instalen escuelas,  maestros, médicos y enfermeras, y acondicione
el aeropuerto para vuelos civiles, para 
el uso de esas instalaciones en 
beneficio de esas comunidades que carecen de lo indispensable y son sus
territorios ancestrales.

Este ejemplo de cuartel de San Quintín se reproduce
múltiples veces en el resto del estado de Chiapas y a través del territorio
mexicano.

El considerar esta petición y sacar a militares de
comunidades indígenas, también llamados pueblos originarios,  no pone en riesgo ni la seguridad de sus
habitantes ni de ningún mexicano. Si usted no lo considera así dígalo
francamente y  cumpla con  su deber ante una petición formal apegada a
derecho.

Atentamente,

 “Vivir por la
Patria o Morir por la Libertad”

Por la Dirección Nacional Colectiva de las

Fuerzas de Liberación Nacional

Comandante Insurgente Germán




Mayo… de lucha y resistencia

El mes de Mayo nos presentan lo que parece
olvidado y borrado en otros meses del año, la lucha histórica, revolucionaria y
actual de las trabajadoras y trabajadores por los derechos laborales y la vida
digna.

En todo el mundo se realizan jornadas
de acción reivindicativa, culturales, informativas y educativas recordando a
esos primeros obreros, nuestros pioneros, que en Chicago y en Cananea dieron su
sangre por demandas que hoy increíblemente se siguen defendiendo y reclamando,
después de más de 100 años, como son la jornada laboral de 8 horas, la semana
de trabajo de 5 días, y un salario digno.

Mayo nos brinda la oportunidad de hacer visibles las luchas actuales de trabajadores, mujeres y hombres; en el marco laboral, se presentan ante los trabajadores una serie de modificaciones, recién aprobadas por mayoría legislativa, a la Ley federal del trabajo que les permitirá incidir de forma más clara en los procesos de decisión dentro de los sindicatos, mediante el voto libre y directo, tanto para la aprobación de contratos colectivos como para la elección de líderes sindicales. Esto, de entrada, seguramente traerá aires frescos al viejo corporativismo, y nos obliga a reforzar el trabajo político entre la base trabajadora para que dichos cambios no queden en letra muerta, y más allá de eso, para que estas reformas faciliten la conquista de los aparatos sindicales para el genuino beneficio de las y los trabajadores.

Más allá de ello, es importante
notar que dicha reforma ha sido impuesta a México por Estados Unidos y Canadá
desde el proceso de renegociación del TLC, junto con una serie de candados que
dificultan al empresariado mexicano seguir compitiendo en el mercado  trilateral mediante la represión salarial a
sus trabajadores. La reforma, así vista, no es producto del gobierno actual,
sino una imposición de los poderes económicos imperiales de los Estados Unidos
para reventar su posible competencia en nuestro país y adueñarse, en un futuro
próximo, del mercado laboral mexicano.  

Estamos atravesando un periodo
sumamente complejo en nuestro país, inmerso en un rio revuelto donde por un
lado, se le dice al pueblo que el neoliberalismo ha muerto, y que la pugna
política actual es entre liberales y conservadores; lo que no se le dice, es
que neoliberales, conservadores y liberales, por igual, son rostros del mismo
régimen de producción capitalista que tiene a este país, a nuestra américa
latina, a nuestro planeta entero, en el margen de un colapso.

Efemérides.

Este Mayo del 2019 también se
conmemora el 13 aniversario de las agresiones a compañeras y compañeros en San
Salvador Atenco, quienes no cejaron en su búsqueda de justicia y luego de un
penoso proceso lograron, desde organismos internacionales, una importante
victoria jurídica en contra de la tortura sexual, uno de los instrumentos de
opresión más utilizados por el Estado mexicano. Su digna perseverancia ha sido,
sin duda alguna, ejemplar.

En nuestras efemérides, encontramos
el nacimiento de nuestro compañero Ismael, quien con sus escritos sobre Fray
Servando nos llevó a conocer directamente la lucha de las viudas de Sartaguda
en Navarra siempre presentes como ejemplo en la lucha por los desaparecidos.

Mayo también nos recuerda, la caída
en combate en 1983, de nuestros compañeros Mario y Ruth, ambos “compañeros
buró”, es decir, pilares del Buró Político de las FLN.

Su participación abonó en la
necesidad de que los militantes de nuestra organización lograran una absoluta
comprensión política de lo que es la práctica y la teoría revolucionaria pues
ya a 50 años de trabajos ininterrumpidos, esos principios demuestran que sin la
primera (práctica revolucionaria), no se logra lo segundo (la teoría
revolucionaria). Ambos con su autoexigente disciplina ante el estudio, empatada
a los diversos aprendizajes prácticos que les tocó desarrollar, son ejemplo de
formación, desarrollo, consolidación y congruencia en el proceso político
durante los años que participaron en nuestra lucha.

Una muestra de su empeño lo observamos
en algunos párrafos  de sus escritos en
nuestras publicaciones, mismos que conservan su absoluta vigencia.

Nepantla 30

CARTA A UN COMPAÑERO

Por el Cro. Mario.

“Durante
el viaje de retorno a estas bellas tierras, entre monólogos y pleitos con
locutores tarados, tuve tiempo para cavilar sobre la lentitud de los
procedimientos para publicar nuestras opiniones políticas. Redondeando sobre
uno de los temas de nuestra última reunión considero que no basta con hacer
correctos análisis de la realidad política nacional e internacional, sino que
corre una importancia paralela su circulación oportuna entre la base y el
círculo de lectores de nuestras publicaciones.”

MEDIDAS DE SEGURIDAD

Por el Cro. Mario

(…)

“Para
la aplicación de las normas de seguridad existen criterios políticos generales
que nos permiten implementar técnicamente nuestra actuación cotidiana: la
discreción, la compartimentación, la desconfianza, el hermetismo, la vigilancia
permanente, las reglas de reclutamiento; son principios políticos básicos para
preservar el trabajo revolucionario en todo momento del proceso. Para su
correcta aplicación concreta debemos considerar el momento histórico y el medio
en que se desenvuelve nuestra organización: Así por ejemplo: el guerrillero de
monte lleva su arma en la mano en tanto que el combatiente urbano debe llevarla
siempre oculta y aun en ocasiones prescindir de ella para mejor realizar sus
comisiones. Es decir, tiempo y lugar determinan la práctica de diferentes
medidas de seguridad.”

(…)

“El
estudio permanente de nuestros comunicados es fuente inagotable de
conocimientos políticos de los cuales se desprenden valiosísimas experiencias
de seguridad. Su estudio e interpretación correcta, aunados a la práctica
cotidiana preservarán el trabajo político de la organización y con ello a sus
militantes individualizados.”

CUMPLIR NUESTRO PROGRAMA PARA EL
EXTERIOR (de la organización)

Por el Cro. Mario

(…)

“Nuestra organización es diferente, tanto en principios políticos, como en métodos de trabajo; y las masas, que aprenden muy rápido, deben distinguirnos de los charlatanes que se les acercan parloteando sobre la revolución. Es muy importante que las mismas actitudes militantes que practicamos en nuestras filas sean las que practiquemos entre nuestro pueblo. El militante de las FLN que realice trabajo al exterior de la organización debe ser ejemplo de compañerismo, seriedad, discreción, puntualidad, espíritu fraternal, y eficacia de trabajo. Debe distinguirse por su respeto al pueblo y carecer de aires de “sabelotodo”; debe ser formal en el cumplimiento de sus compromisos.”

¡Viva la unidad de los trabajadores del mundo!

¡Vivir por la Patria! o ¡Morir por la Libertad!

Grupo Editorial de la Casa de Todas y Todos.




¡Zapata vive!

Francisco Pineda Gómez

Fragmento del libro de próxima aparición, La guerra zapatista, 1916-1919. Se publica en Proceso con autorización de Ediciones Era.

Chinameca, Morelos, jueves 10 de abril de 1919. Luego de un toque de
clarín, la tropa del ejército carrancista ensilló y emprendió su marcha rumbo a
Cuautla. El sol comenzaba a esconderse en el monte; eran las seis y media de la
tarde.

El cuerpo
del general Emiliano Zapata cabalgó, por última vez, con el pecho sangrante y
amarrado, a lomo de caballo. Hombres, mujeres y niños de la Tierra Caliente
salieron a ver la columna militar que pasaba por las rancherías. En la noche,
la partida arribó a Cuautla.

Ese día,
en Palacio Nacional, Venustiano Carranza se reunió con “prominentes hombres de
negocios” de Chicago. En sus “carros palacio” de ferrocarril, con fotógrafos y
cinematografistas, también llegaron a México contingentes de las compañías petroleras,
mineras, industriales, comerciales y bancarias de Estados Unidos.

Mr. J. H.
Haile, presidente de la Cámara de Comercio de San Antonio, Texas, expresó
alegremente: “en México no ha habido revolución”. Mientras tanto, acorazados
yanquis se colocaron frente a la costa de Tampico para exigir la entrega
incondicional del petróleo mexicano.

Coronel José Carmen Aldana, Ejército Libertador:
Íbamos a ver el cuerpo pa’ saber si jue Zapata o no. Por eso dormimos ahí […].
Ya llegamos, estaba la gente afuera […]. Nosotros buscábamos el dedo, acá mocho, aquí.
Dice un guacho: “Ora sí cabrones, ya quedaron huérfanos, ya su padre se lo llevó la chingada. Despídanse de su jefe”.
Agarraban la mano del jefe así y otros por ver su dedo. ¡Adiós, mi general!
Dicen: “Ahora, despídanse de su padre”.
– Sí, adiós mi general. Se nos acabó el orgullo.
– Es Zapata, ¿verdad que él es? ¿Cómo jijos de la chingada dicen que no? ¡Ése es Zapata!
– No es. ¡No es, cabrones!
Les metían chingadazos.

En
Cuautla, el jefe de la operación para asesinar a Zapata, general Pablo
González, ordenó que el doctor Loera inyectara el cadáver a fin de que fuera
exhibido en la Inspección General de Policía. Miles de personas desfilaron
delante del cuerpo; no sólo eran habitantes de Cuautla y poblados de la región,
también llegaron de la ciudad de México.

¿Están
completos los dedos de la mano derecha? ¿Tiene el lunar de la cara? ¿La
cicatriz de una cornada en la pierna? ¿Y el lunar con forma de mano en el
pecho? De inmediato, se expandió un rumor en el pueblo. No es Zapata.

Eusebio
Jáuregui –campesino de veinticinco años de edad, antiguo jefe de la escolta de
Emiliano– al principio sostuvo que el cuerpo no era de Zapata, pero después se
desdijo. La prensa aseguró: “todos confirman la declaración de Jáuregui hecha
ante el notario público”. Dos días después, en el panteón municipal de Cuautla,
Jáuregui fue fusilado por un pelotón carrancista.

La
soldadesca se exaspera, maldice, golpea, fusila. “No hay ninguna duda. ¡Es
Emiliano Zapata!” Los diarios hacen eco. “Las dudas hechas nacer por los
escépticos o por los interesados en cultivar aún la incredulidad de los
zapatistas in mente, desapareció al
fin: Zapata identificado hasta por sus partidarios y parientes, lo fue sin duda
en todo el país, por las fotografías que del cadáver ha publicado la prensa.”

Capitán segundo de caballería Serafín Plasencia Gutiérrez, Ejército Libertador:
Y dice: “¿Usted, conoció a Zapata?”
–Sí, cómo no.
–Pase a ver.
Ya pasó a ver. Zapata tenía una cornada aquí, mire, en medio de la pantorrilla. Sí, lo alcanzó siempre el toro y le agarró aquí. Tenía aquí un lunar negro, de este lado, grande […]. De menos tenía que tener la cicatriz. Tenía un dedo mocho […]. Y el muerto no tenía nada de eso.
Por esa razón dijo ese jefe: “No es. No es, señor Guajardo”.
–Ah, ¿no es?

Que lo fusila, luego, luego. Claro que, después, la gente pues tenía miedo; todos decían, aunque no fuera, pues que él es, que él era y que sí fue.
Y a última hora, fue Juan Bustamante; el que mandaba los toros y todo el ganado de Coahuixtla, fue el caporal. Y le dice Guajardo: “¿Usted conoció a Zapata?”
–Cómo no lo voy a conocer, era mi compadre.
Y, luego, luego, pasó. Luego, dijo que no era.
Que le dice: “¡Ey, Guajardo!” –ése sí le contestó feo– “pendejo, no tengas ciego al pueblo. ¡No es!”
Y que lo sacan a culatazos a Juan Bustamante.
Entonces, que entra el señor Mora.
–¿Usted conoció al señor Zapata?
–Sí, cómo no.
Había sido mayordomo, después ayudante, había sido de la hacienda de Coahuixtla, y que entra. Luego, vio que no era.
–¿Es Zapata o no es Zapata?
Le dice: “Ay, señores, me van a matar por la mentira. Mátenme por la verdad. ¡No es!”

El sábado
en la tarde, ocho prisioneros rebeldes, escoltados, entraron a la pieza donde
se exhibía el cadáver. El pueblo se había congregado ya en la plaza. Tres
mujeres –unos reportes dijeron que primas; otros, que sobrinas de Zapata– se
negaron a encabezar el cortejo fúnebre. En su lugar, desfilaron los generales,
tenientes coroneles, mayores y oficiales del ejército federal, según los
diarios.

Fotógrafos
y camarógrafos registraron escenas para la prensa y el primer noticiario
cinematográfico de la capital. La multitud se agolpaba y la marcha inició con
dificultad rumbo al cementerio. Al caminar, se abrieron puertas y ventanas.

El
féretro fue conducido a hombros por los presos zapatistas Encarnación Vega,
Manuel Vega, Rafael García, Serapio Marca, Carmen Morales, José Romero, José de
la Cruz y Jesús Guzmán.

Afuera
del panteón, la muchedumbre abrió paso. El cadáver de Zapata fue llevado a una
fosa situada a la izquierda de la entrada, en la segunda fila, cerca de la
pared que limita el cementerio. Su cabeza quedó orientada a la puesta del sol,
muy cerca de un árbol de guayaba.

Mayor de caballería Félix Vázquez Jiménez, San Juan Ixtayopan, Tláhuac, Ejército Libertador:
¿Y no decidieron licenciarse?
Pues, yo por mi parte no, señorita. Pero, mis compañeros sí se licenciaron.
Y usted, ¿por qué no se licenció, si ya la mayoría había dejado las armas?
Pues, porque yo dije que nunca me iba a rendir; que mejor aventaba las carabinas, pero ser rendido nunca.
¿Qué pensaba usted hacer?
Pues nada [llora]. Es triste de que esté uno con… Agarra uno a Emiliano Zapata… se voltea uno solito… Pues, mejor muerto, que ser rendido.

Arrodillada,
una señora aguardó en silencio. Antes de que los enterradores empezaran a
cubrir el féretro, la mujer se irguió, tomó un puñado de tierra y lo arrojó
sobre la caja. En seguida se retiró, secándose la cara con el rebozo. Los
golpes sordos del martillo y las paladas de tierra que caen sobre el ataúd se
escuchan a distancia, en medio del silencio profundo. Suenan las campanas: seis
de la tarde.

La
noticia del asesinato de Emiliano Zapata se propagó de inmediato en la prensa.
El 11 de abril, uno de los diarios más importantes de la capital, Excélsior, encabezó su primera plana con
caracteres rojos, a ocho columnas, con la siguiente leyenda: “Murió Emiliano Zapata:
el zapatismo ha muerto”.

Ése fue
el sentido que se quiso imponer al acontecimiento. El Universal comentó en la primera página: “Emiliano Zapata, el
jefe más tenaz de la región suriana ha muerto ya; el zapatismo, sin su viejo
hombre-bandera, ha terminado”. Por su parte, El Demócrata expresó en otro encabezado: “Ahora es fácil la tarea
de exterminar los restos del endeble zapatismo”.

Todos los
diarios de Nueva York publicaron la noticia. The New York Herald editorializó el asesinato de Emiliano Zapata,
con una incitación abierta: “Si la actividad de las tropas del gobierno de
México continúa, no es remoto predecir que Villa quedará también suprimido
[…]. El derecho a existir de cualquier gobierno de México depende de la
habilidad que demuestre para exterminar a sus enemigos”.

En ese
momento para la resistencia popular el problema no era alcanzar la libertad o
producir un modelo, sino tan sólo salir del callejón sin salida que había
impuesto el gobierno con la imagen de la muerte. Y aquella noche, en Cuautla,
se abrió una salida para ese callejón.

El poder
maquinó un rostro de muerte. La resistencia salió del encuadre, desplazando la
mirada. Buscó en la mano, en las piernas y en el pecho las señales que autentificaran
su propia verdad.

¡No es Zapata, cabrones!

¡Zapata vive, la lucha sigue!